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Jugar con fuego.

Theo.

Sus uñas se enterraron en mi brazo, la pared le evitó la huida, pero aún la veía con esa intención. Como un corderito bonito que quería salir corriendo de su cazador.

La tenía tan cerca y se sintió tan bien que tuve que hacer uso de toda mi fuerza de voluntad para no acercarme más. Sus labio...