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Entendiéndonos

Viggo ya no resistió más y se comió enterita la boca dulce de Lara. Él amaba a esa niña, de eso estaba seguro, nunca había sentido algo así por nadie y solo su niña podía ponerlo de esa manera. Él no era un santo, de eso no había duda, pero tampoco un mujeriego. A él nunca le importó o se interesó p...