




Oscuridad
Así que es por eso, vaya, debí haberlo imaginado. Debería dárselo, ¿no? Como él dijo, eso no me pertenece y no estoy segura de querer saber qué es lo que hay en el interior. Pero debió pedírmelo de otra manera, no venir a mi casa, meterse sin permiso y pegarme un susto de muerte. No, que se joda el cabrón. Él me ha hecho mucho daño, emocionalmente él me tumbó por mucho tiempo, ahora es mi turno.
—No me llevé nada —mi voz es veneno—. No tengo un carajo. Entras a mi casa, me inmovilizas, me pegas un susto de mierda y me llamas ladrona. Lárgate de aquí o te demandaré por allanamiento de morada.
Clavo mi mirada en sus ojos. Son tan grises, tan crueles...pero en este momento no, en este momento se ve más que nada preocupado.
—Di, por favor —a la mierda, está suplicando—. Contiene información importante, el detective sospecha de mí en el asesinato de Darío, esa información podrá exonerarme.
No lo sé, Aiden, parece falso. No ha salido más información acerca del caso del chico universitario al que le abrieron la garganta, pero estoy segura de que si Aiden tiene algo que ver no es bueno. Tal vez lo mejor sea que siga como sospechoso y si él fue el asesino, que lo metan a la cárcel.
—Si no me cayeras tan mal, lo sentiría por ti —digo mientras me levanto, él se levanta conmigo—, pero no tomé nada de tu coche —técnicamente, eso es verdad—. La mierda en la que estés metido es tu problema, pero no vengas aquí queriéndome embarrar. Ahora vete, o llamaré a la policía.
Me mira suplicante una vez más, entonces sale por la ventana. Sigo su recorrido hasta que lo pierdo de vista. Una vez que me siento más segura, corro a mi bolsa y saco mi frasco de pastillas. Me tomo una píldora completa y me centro en controlar mi respiración. Una vez que me siento mejor, cierro la ventana y le pongo el seguro, bajo a cerciorarme de que nadie puede entrar por la noche y tomarnos por sorpresa, le doy las buenas noches a mi padre y Valentina y me quedo dormida.
Al otro día me despierto tarde, dado que es sábado, puedo disfrutar de la divina sensación de no preocuparme debido a las prisas por llegar a una estúpida clase. Una vez me estiro y me despejo, busco tanto los documentos como el disco y el trozo de papel. Gracias al cielo, todo está en orden. Por la noche tenía tantas ideas e información en la cabeza que no pude pensar bien, pero ahora lo veo todo más claro. Iré con Germán, al momento es el único en el que puedo confiar al cien. Y si debo quemar los documentos, no puedo hacerlo aquí en mi casa; para empezar, vendrán las floristas a mostrarle los arreglos y después vendrán a probarle el traje a mi padre y sus dos "mejores amigos" que sepa la madre quienes son porque no tengo el gusto. Así que no, quemar algo en mi casa hoy no es buena idea.
Quedé en ver a Germán por la tarde para probarme mi vestido de mañana, pero si voy un poco más temprano, no creo que le moleste. O eso espero.
Germán parece sorprendido por encontrarme en el umbral de su puerta. En cuanto lo veo, me lanzo hacia él.
Antes de entregarme a mis instintos lujuriosos, debo quemar mis documentos, así que me separo de él, pido permiso y enciendo el horno.
—No creo que sea buena idea que te deshagas de eso aquí —dice con el ceño fruncido—. Mejor quémalo afuera. El asador servirá más.
Sí, tiene razón, estoy tan agitada que ni siquiera pienso bien las cosas. Al menos tengo a alguien que no tiene un revoltijo como yo en la cabeza y que puede guiarme para no hacer tantas pendejadas.
Germán sale a su jardín trasero y descubre el asador que estaba tapado con una manta gris. Quita el carbón del interior y limpia lo más que puede, me ayuda a poner los documentos sin preguntar ni revisar y va a la cocina por un cerillo. Lo observo mientras entra a la casa, no puedo evitar sentir un cosquilleo agradable al saber que encontré a alguien que me apoya sin preguntar. Me pregunto si alguna vez me pedirá ser su novia o simplemente será como con Mateo que de repente ya nos presentábamos como novios.
Regresa con el cerillo, echa un vistazo al asador y luego a mí. Se acerca a mí y cuando está tan cerca, me besa. Respondo el beso mientras acaricio su cabello, un hormigueo recorre mis extremidades y se aloja en mi estómago. Quiero más, pero él se separa gentilmente.
—¿Estás segura de esto? —me sonríe e instintivamente le sonrío de vuelta—. No preguntaré, si me quisieras decir ya lo habrías hecho, pero piénsalo bien. Tal vez haya algo importante.
Quisiera decirle que los pendejos esos me espían, me investigan y demás, pero no quiero darle información de más y que aparte no es seguro. Él es tan bueno que sé que pronto me enamoraré de él y no quiero que sin querer salga dañado. De toda la gente que conozco, él merece tener una vida plena y feliz.
—No hay nada importante —digo mientras tomo el cerillo y lo prendo—. Del fuego nace la ceniza y de las cenizas renacemos. Es momento de empezar de nuevo.
Juntos observamos como las llamas consumen los papeles. Por primera vez desde que Haziel me pegó un susto al aparecerse en mi habitación, me siento tranquila; me quito un peso de encima.
Sinceramente, me siento tonta al modelar frente al espejo con Germán viéndome desde un asiento. El vestido es muy bonito, lo admito; color azul claro, largo, bordado de plata en los holanes, es divino. Pero no me siento yo. O sea, sí, pero no. Sin embargo, Germán me hace pasar un rato agradable, pues finge que es un paje que ha llegado para acompañarme hasta mi castillo y le sigo el juego. Me río un rato y me divierto fingiendo que soy la princesa cotizada que está prometida con un millonario y aburrido príncipe, pero estoy dispuesta a escaparme con el humilde paje porque es más atractivo y me hace reír.
Al final, cerramos nuestro cuento de hadas con un beso casto digno de película animada y llegan a interrumpirnos.
—¿Se llevará el vestido hoy? —dice la modista—. Hicimos todos los cambios que nos pidió. ¿O requiere más cambios?
—Así está perfecto, me lo llevaré hoy.
Germán me lleva a casa cuando cae la noche. Pasé un buen día, lindo, divertido; me he sentido tan cómoda que por un minúsculo instante pasó por mi cabeza la idea de que, si algún día me llego a casar, no me molestaría que fuera con él.
Pero esto no es un cuento de hadas.
Si tan solo no se me hubiese caído el bolso cuando me volteé para tomar mi vestido, sin no me hubiese fijado tanto en los detalles...no habría sentido el depurador bajo el asiento. Lo tomo por reflejo, pero cuando lo veo, siento que el alma se me cae a los pies. ¿Cómo es que Germán tiene un depurador? ¿Por qué razón lo tiene? Si Mateo no fue quien hizo desaparecer el archivo que encontré en mi USB... ¿Entonces fue Germán? No entiendo cómo es que supo que mi memoria tenía información importante, no entiendo como entró a la joyería sin que nadie se diera cuenta.
—¿Qué haces con esto?
—Dinaí, escúchame, no entres en pánico...
—¿Por qué mierda tienes un depurador? —lo miro horrorizada, sé que esconde algo, pues su expresión refleja angustia—. ¿Robaste información de mi USB?
Apenas parpadea, tiene los ojos muy abiertos y titubea.
—No, no, espera, no robé nada, yo...
Se queda callado un instante, estoy demasiado paralizada como para salir del coche y entrar a la seguridad de mi casa. Lo único que tiene que decir es que no tiene idea de cómo eso llegó a su auto y que todo es una equivocación. Él no puede traicionarme, de todos, Germán era en el que más confiaba.
—Te lo iba a decir después de la boda, te juro que te iba a informar —no, no por favor, mi mundo se está derritiendo frente a mí—. No robé información, ¿vale? Solo la borré.
No quiero saber más, por el día de hoy es suficiente. Ayer Haziel me deja información en un disco que momentos después Aiden llega a buscar y ahora resulta que Germán tiene un depurador, una de dos, o trabaja para El Círculo, lo cual es improbable o es alguien más que no quiero averiguar. Abro la puerta del auto y me bajo corriendo.
Escucho que Germán me llama, grita mi nombre, pero no quiero saber nada más de él. Deposité mi confianza y ahora resulta que me ocultó algo. Todos me ocultan algo y ya me harté. Apuesto a que el cuento de que su madre y padre están con su hermana en Francia es mentira. No puedo creer que le creí cada maldita palabra. ¿Acaso todo fue planeado? El conocerme, el encontrarnos en esa fiesta. Ahora no me creo eso de que en la fiesta un tipo llegó a golpearlo, tal vez fue él quien golpeó a alguien más. ¿Y si tiene algo que ver con el mafioso? Oh, mierda, me acosté con el enemigo.
No saludo a nadie en el piso de abajo, todos parecen animados y alegres, aunque apurados; yo estoy lejos de sentir cualquier emoción positiva. Siento furia, enojo, ira, decepción y la punzada de la traición. Tal vez por eso es que me decido a ver lo que sea que contenga el disco que me entregó Haziel.
Al ver lo que hay en el interior, no sé qué sentir. Vale, me arrepiento, sí, pero al mismo tiempo no. Estar hundida en la ignorancia es un regalo, no te estresas, te vas por la vida sin preocupaciones creyendo que todo es color de rosa; es cómodo. Sin embargo, al ser bendecido con el don del conocimiento te hace abrir los ojos; hace que te des cuenta de qué tipo de gente te rodea y con quién te estás juntando...o te juntaste.
Y sí, la curiosidad mató al gato, pero no me morí; lo que sí hice, fue descubrir que mi mamá no murió en un accidente de tránsito, no, mi madre fue asesinada debido a una estrategia bien planeada por alguien que jamás imaginé.
La nota dice: "Sabes lo que tienes que hacer, te mandé toda la información. Te avisaré cuando salga y cuando esté en la carretera. No quiero fallos ni sospechas." Y vaya que no hubo fallos ni sospechas; en el disco vienen planos del coche, cálculos que no entiendo, transacciones de dinero y fotografías del coche que mamá manejaba aquel día. Las placas son las mismas, a pesar de todos estos años, aún me las sé de memoria. Todo estuvo fríamente calculado, fue planeado hasta el más mínimo detalle. Y para acabarla de joder, hay una imagen del recibo de un depósito hecho a nombre de una persona que no puedo creer.
Y nos la creímos. Papá, la policía y yo creímos que mamá murió en un accidente y no fue así. El padre de Aiden nos engañó; nos convenció de que la tragedia fue un golpe del destino cuando en realidad él la asesinó.