




Quedar como estupida 2
Aviento las fotos en un ataque de ira. ¿Qué hacía mi mamá con un hombre en medio de la noche en una calle poco transitada? Y el señor estaba hincado frente a ella, cerca de su falda... prefiero no imaginar qué hacían. ¿Y luego en mi casa? ¡En nuestra casa! Si no estuviera hiperventilando, seguro vomitaría. Me pego al suelo, me hago bolita y sollozo lo más bajo que puedo. Si no me controlo me voy a ahogar, estoy segura.
Mi madre... con un amante. Un tipo que no conozco que entró a la casa, que estuvo en la habitación de mis padres y seguramente cometió adulterio en su cama. Oh, por dios, qué asco. Estoy temblando tanto que siento que voy a convulsionar o algo. Mi mamá engañó a mi padre... y a mí, porque yo no creí que mamá pudiera ser capaz de cometer algo así.
Vuelvo a ver las fotos. No logro reconocer al hombre. Su rostro siempre está oculto. Lo único que tiene característico es el cabello claro, casi albino. No conozco a nadie así, al menos en Sores no hay alguien con cabello parecido. Y entonces me asalta la duda, ¿quién tomó las fotos? La respuesta debiera ser obvia; las fotos están en el despacho de papá, ocultas entre sus cosas... pero él estaba demasiado ocupado en su trabajo, ser policía no es fácil. Si no fue él, tuvo que haber contratado a alguien., no sería la primera vez que un esposo celoso contrata un investigador para saber si su pareja le es infiel. ¿Cuándo empezó a sospechar de mamá? Yo jamás me percaté de que algo estuviera mal o roto, para mí siempre fueron un matrimonio feliz, con altibajos, pero feliz.
Y eso no explica el por qué mi papá estaba tan destrozado. Si tan traicionado se sintió, al ver a su esposa infiel muerta debió... bueno, no sé, la gente es única y cada quién reacciona distinto, pero ¿tanta tristeza aún después de un engaño? No sería normal que se alegrara, pero el deprimirse a tal nivel podría ser excesivo.
Yo no perdonaría una infidelidad, menos aún si tuviera una hija. Cuando contraes matrimonio adquieres una responsabilidad, adquieres un compromiso. Y si el amor poco a poco se va terminando o luchas por no dejarlo morir o te das por vencido y rompes el matrimonio. Pero hablas claramente, no te vas a coger con un tipo y después llegas a casa como si nada. Vale, retiro lo dicho, cada quién actúa distinto.
Siento una furia excesiva invadir mi cuerpo. Quiero golpear a alguien, quiero traer a mamá de vuelta a la vida y encararla, exigirle una explicación. Mi cuerpo ya no responde, mi corazón late tan rápido que estoy segura de que en cualquier momento se detendrá, las respiraciones cada vez son más pesadas y el aire no es suficiente. Odio estos ataques de pánico. Todo se me viene encima y ni siquiera puedo reaccionar. Me concentro en no permitir que el estado empeore. Me repito una y otra vez que estoy a salvo en un cuarto y qué si me controlo, podré recuperarme. Poco a poco, recupero la compostura y el control.
Creo que tendré que empezar la medicación de nuevo.
Ya me siento mejor, pero la furia sigue en mí, para desquitarme, tomo una caja y la pateo, luego tomo una pila de ropa y la aviento. Pateo de nuevo unas cajas, necesito liberar esto que me está carcomiendo. Pateo por última vez una caja, esta se vuelca y de su interior salen bolígrafos a montones... y un sobre arrugado.
No me habría llamado la atención de no ser por las iniciales en él: SQL. Y una firma debajo de ellas. Me agacho y tomo el sobre, está abierto y descuidado, del interior saco un trozo de papel firmado con la fecha 16/05/2018 y leo las palabras.
"Estimado Abel Macías: Espero que estés bien, quiero que sepas que diariamente pienso en ti y en tu hija, ambos son queridos para nosotros a pesar de todo lo que ha ocurrido. Lamento tanto no haber tenido buena comunicación con ustedes anteriormente, pero las circunstancias no lo permitieron. Quiero reiterar mi apoyo para lo que se necesite, aunque hablando en términos económicos, no tienen problema alguno.
Podrá resultar un poco tedioso el recibir tantas cartas de un casi desconocido cuando anteriormente no recibías ninguna, pero debes entender, que hubo y hay una excusa perfectamente válida. Entenderé que, al no responder esta carta, me das por sentado que no quieres saber más de mí... de ella. Pero por favor, te imploro entregues esta carta a tu hija cuando lo creas conveniente, cuando su edad y madurez le permitan tomar decisiones propias. Me ha dicho que la niña está por cumplir dieciocho, creo que será buen momento para el reencuentro y en caso de que no quiera, lo entenderemos y esta vez no sabrán de nosotros nunca más."
Leo la carta una y otra vez. SQL, lo único que se me ocurre es S Quijano Lobera, ¿el hermano de mamá? ¿Mi tío? No tiene sentido, papá lo invitó al funeral y él no respondió, si no le interesó despedir a mamá, entonces ¿por qué entablar comunicación con nosotros años después? En la carta mencionó otras cartas, pero por más que volteo el estudio de cabeza no encuentro nada, puros documentos de terrenos, facturas de automóviles, escrituras de propiedades y demás. Hay más fotografías, pero no quiero verlas. Necesito encontrar las otras malditas cartas. Pero no están. "... das por sentado que no quieres saber más de mí... de ella." ¿A quién se refiere? "Me ha dicho que la niña está por cumplir dieciocho años." "El reencuentro"
¿De quién habla SQL? No puedo estar así. La única persona que podría saber cosas como mi cumpleaños es mi padre, Aiden, Elisa, Mateo, Germán... y mi madre.
Mi madre quién murió en un accidente automovilístico cuando estaba en carretera, la mujer cuyo cadáver quedó tan destrozado que mi padre fue a reconocerla y me protegió de tal trauma. Aquel ataúd cerrado, aquellos años sin respuestas. ¿Por qué mamá estaba en la carretera? "Tengo cosas que arreglar, regreso mañana" Y jamás regresó. "... das por sentado que no quieres saber más de mí...de ella." De ella y ella es mi madre, no hay más. Mamá tiene que estar viva, tiene que estarlo. Lo malo de ello es qué si está viva, mi padre sabía y jamás me lo dijo.
Me levanto de un salto, me golpeo la rodilla, tomo las fotografías y la carta. Más vale que mi padre no esté tan lejos. Corro a mi habitación, desconecto el teléfono, lo enciendo y llamo a mi padre. Espero tres pitidos y entonces la voz familiar de mi papá suena por el altavoz.
—¡Papá!
Exclamo y me quedo callada. No sé bien qué decir, no debo parecer loca, digo, tengo pruebas de que mi padre escondió algo por años.
—¿Di? ¿Sigues ahí?
—Sí, aquí estoy... es que —oh, vamos, estoy temblando de nuevo—. Papá, me metí a tu estudio, quería buscar información sobre tu boda con Valentina y... encontré unas fotos de mamá con alguien más. Y una carta de alguien que creo es mi tío.
Un instante de silencio tenso. No puedo doblegarme, no puedo quebrarme, no ahora.
—Tienes prohibido entrar al estudio. No tienes ningún...
—¡Mamá está viva, vive con su hermano y tú me lo ocultaste!
Grito sin poder contenerme, de pronto, toda esa furia sale para ser dirigida hacia la única persona de confianza que me queda. El único ser que supuestamente jamás podría hacerme daño porque su función en la vida es protegerme y quererme.
—Dinaí Macías, no digas...
—¡No! Te odio, lo sabías y me lo ocultaste —comienzo a llorar mientras grito—. Quisieron contactarme, dijeron algo del reencuentro y tú jamás me dijiste.
Espero que diga algo, que me diga que no es cierto, que todo es mentira, que estoy malinterpretando todo, pero apenas escucho su respiración. Por más que intento, no puedo parar de llorar, parezco hiena drogada, pero no logro detenerme.
—Ve a la comisaría, te veo en la estación.
Y cuelga. Le marco de nuevo, pero no atiende las tres veces que marco.
Sin pensarlo más, tomo mis cosas y bajo. Me encuentro a Valentina a medio camino, trae una expresión de preocupación en el rostro y una mancha de cosa roja en la barbilla. Es tal el enojo que tengo, que no puedo sacarle información ahorita. No creo estar preparada para escuchar más revelaciones.
—Tu padre me dijo que te lleve a la estación.
—Puedo llegar sola.
—En realidad, dijo que si no te llevo yo, no te dirá nada —volteo a ver con tanto odio a Valentina que esta retrocede—. Perdón, pero es lo que dijo. Nos vamos cuando digas.
Me encamino a la camioneta dando pasos largos, apenas puedo controlarme, pero debo hacerlo, no quiero sufrir otro ataque de pánico, para empezar, ni Valentina ni mi padre saben que sufro de ataques de pánico. Escucho que se acerca rápidamente y abre la puerta de su lado y entonces no puedo contenerme más.
—¿Qué quieres de mi papá?
Me mira como si no supiera de qué hablo, tiene esa mirada confusa, pero a mí no me engaña. No más.
—Quiero casarme con él.
—Quieres sus empresas, quieres su negocio para algo, ¿cosas sucias? —le digo y frunce el ceño—. Escucha, Valentina, después de hoy quiero que te alejes de mi padre. No lo metas en tus asuntos ilegales.
—De verdad no sé de qué hablas.
—¡No te hagas la tonta! —necesito golpear a esta estúpida—. Te he visto con Gustavo, el pelón de El Arco. Vino una vez en la madrugada, luego vino un tipo raro a preguntar por ti y ayer te vi en casa de una amiga, estaba en su fiesta y llegaste en la camioneta. Había dos personas contigo, discutían sobre algo.
Valentina me mira con sorpresa, tiene las cejas alzadas y la boca entreabierta. No parece muy preocupada por que la haya descubierto, más bien apenada.
—De acuerdo, estás mal, Dinaí —se acerca a mí y me mira de frente—. Gustavo es mi medio hermano. Cuando vivíamos con mi padre, él me salvó muchas veces de ser golpeada y violada. Le debo mucho. Nos separamos cuando crecimos, pero me contactó porque le debía dinero a tipos peligrosos, así que le presté con la condición de que dejara de meterse en cosas sucias. Como no lo hizo, le exigí que me pagara lo prestado o si no lo llevaría con la policía. Y me ha estado pagando, pero a veces sus amigos sucios también se meten y tengo que ir yo a sacarlo de problemas.
—Pero es tu medio hermano y ya está grande, puede cuidarse solo.
—Al fin y al cabo, es mi hermano —Valentina me fulmina con la mirada—. No sé cómo te habrán educado a ti, pero para mí, la familia es primero. Y si el idiota le debe pagar a unos tipos ricos por la droga que se mete, voy y le pago a los tipos ricos con tal de que no le hagan daño. Eso fue lo que hice ayer en la noche.
La verdad no me esperaba esto. Valentina y Gustavo no se parecen físicamente. Aparte, no me imagino a Gustavo siendo perseguido por matones porque él mismo es matón. Y Aiden mismo lo dijo, trabaja para quien tenga la mejor oferta. No me cabe en la cabeza que la diva de Valentina tenga que enfrentarse a gente pesada con tal de evitar que a Gustavo le hagan daño. ¡Joder, ese calvo me amenazó de muerte! Pienso decirle que su hermano estuvo a punto de matarme, pero mejor me callo, no tienen por qué saber que me metí en cosas peligrosas.
—Y no creas que tu padre no lo sabe —dice engreída—. Por eso nos queremos casar pronto, para dejar este pueblo y decirle a mi hermano que, si no acepta irse de aquí y empezar de nuevo, ya no estaré para él.
Se sube al coche y da marcha. Espera a que me suba al coche, pero me siento tonta. Quedé como estúpida.