




Aiden
—Sí, lo pensé y lo vi, no estoy ciega. Pero no sabemos qué tanto Di sabe, ni siquiera sabemos si Di sabe algo —muerde su labio inferior, parece nerviosa—. No te lo dije antes por miedo, pero no creo que sepa un carajo. Hace días me enfrentó, me dio a entender que sabía lo de las chicas. Y se portó bien, parecía tranquila y confundida. Parecía querer creer que tú eras el malo.
Soy el malo, Elisa. No el peor de todos, pero ambos sabemos que no estoy limpio. Y ella tampoco... aunque no está tan manchada como yo, eso seguro. Ahora, ¿por qué mierda no me dijo que Dinaí la enfrentó? Joder, todo es importante.
—Debiste decirme —por dios, esta chica va a matarme, lo juro. Va a hacer que nos maten a todos—. Entonces ella sabe. ¿Qué te dijo exactamente?
—No recuerdo bien... algo sobre cometer errores y que si me obligaron a dejarle de hablar le dijera o algo así.
Genial, lo sabe, sabe todo. Vamos a morir. Tendré que hablar con Gustavo para conseguir ayuda o algo. Él dice que no tiene jefe, que se vale por sí solo, pero sé que tiene contactos que nos podrán ayudar. Lo mejor que puedo hacer es intentar contactar con la persona que me tiene atado por los huevos, pero me da miedo y sus instrucciones fueron claras: "Vigila, corre, infórmate de todo. Cuando quiera contactarte, sabré buscarte." Maldito sea el día en que me metí en esto.
Por más que traté de alejar a Dinaí de este pueblo de mierda, sigue volviendo y ya veo que es porque está metida hasta adentro. Bien, si Dinaí quiere hacerme caer, que lo intente, si consigue su venganza, bien por ella, si no; tendrá que enfrentarme a mí. Y más vale que me encargue yo porque los que están encima de mí, están locos.
—¿Sabes a qué archivos se refirió Di cuando le preguntó al tipo ese de la moto por qué se lo robó de su USB?
Niego con la cabeza, no tengo nada seguro, pero siento que tiene que ver con el accidente de su madre. Es lo único que importa demasiado y lo único que me importa que no se entere. Podré odiar a Mateo, pero si él robó el expediente y la investigación, le estoy eternamente agradecido. La mayor interrogante es, si los archivos eran sobre la muerte de su madre, ¿cómo los consiguió?
—Debemos decirle —dice Elisa decidida—. Es lo mejor. Hay que agarrarla desprevenida y contarle lo que pasó. Si no sabe nada, la ponemos de nuestro lado, si sabe algo, causamos en ella lástima.
—Arruiné tres años de su vida —alzo la voz sin llegar a gritar—. Fuiste mi novia por seis meses y ella piensa que lo sigues siendo, fue como una traición. No nos va a perdonar ni nos va a entender. Ya no es ella, simplemente acéptalo.
—De acuerdo —alza las manos en señal de derrota—. Como digas. Me iré con Salomón quien se vuelve impaciente por hacer pública nuestra relación, así que habla con él pronto o algo.
No digo nada y ella no espera respuesta. Se aleja y se pierde entre los árboles.
En cuanto Dinaí se fue de la fiesta, busqué a Gustavo, le entregué mis llaves del coche para que se encargue de guardar y esconder lo valioso que tengo, tomé a mis amigos y me largué de esa mansión snob de mierda. Ahora no sé qué hacer, me siento impaciente, tengo una imperiosa necesidad de correr. Pero no puedo, no iré a El Arco, me prometí a mí mismo hacerlo solo cuando fuera necesario, no como antes, no para ganar dinero y conseguir chicas.
No lo pienso más y salgo camino hacia su árbol, mi árbol; nuestro árbol. Suelo venir seguido, trepar las ramas y mirar al cielo por un rato. Desde aquí puedo ver la casa del padre de Di, puedo saber si hay alguien en casa o está vacía. En todo este tiempo jamás espié, pero ahora es diferente. Ahora quiero ver qué pasa ahí. A juzgar por las luces apagadas y la falta de coche en la entrada, sé que no hay nadie... Dinaí dijo que no tuvo opción al volver, eso me da esperanzas. Quiero creer que la razón por la que está aquí es justo esa: que fue contra su voluntad. "Desearía no haberlos conocido." "No tuve opción." Quiero creerle, necesito creerle.
¿Estará aquí sola? Digo, porque su padre se volvió rico haciendo negocios en todas partes, seguramente él está en Europa o algo así... O tal vez no, tal vez está saltando la verja de la casa de al lado y entra corriendo a su casa después de agacharse a levantar algo que se le cayó (parece un teléfono móvil). ¿Qué mierda? Casi lo confundo con un ladrón, de no ser por mi vista de águila seguramente termino llamando anónimamente a la policía... del pueblo.
Joder, el señor está en perfecto estado físico. Usa pantalón de vestir y camisa y aun así, entra a casa como si nada.
Un minuto después, una camioneta da vuelta en la esquina y llega a toda velocidad hacia la casa. La mujer que se baja del auto es hermosa, le calculo unos treinta años, tal vez un poco más. O simplemente está bien conservada. Justo detrás de ella, llega otro auto. ¡La puta mierda! Es mi automóvil, la misma placa. Este no estaciona, desde lejos hace una señal con las luces, se gira y regresa de por dónde vino.
Maldito Gustavo, ¿cómo osa manejar mi auto como si fuera suyo? Vale, se lo he prestado varias veces, no sé si esta es la primera vez que maneja mi coche sin permiso. ¿Y la señora que se bajó qué? ¿Por qué entra a la casa de Dinaí como si fuera suya? Esto no me da buena espina. Me bajo del árbol y me acerco. Llevo viniendo a este árbol desde tiempos inmemorables y nunca antes la vi. Digo, no es como la espiara, pero no la vi entrar ni salir. ¿Qué está pasando?
Me asomo por la ventana, hay una cortina entreabierta, logro echar un vistazo. Veo al padre de Dinaí bajar las escaleras en pijama. A la mierda, eso sí es cambiarse a máxima velocidad ¿qué carajo? Luce somnoliento, de no haberlo visto saltar una verja y correr hacia su casa, se la habría creído. La señora lo saluda muy feliz, lo abraza y lo besa. No me jodan, el cabrón tiene nueva pareja.
No soy quién para juzgar, pero yo veía el matrimonio de esta gente como algo bello. Yo no conocí a mi madre (era una adicta), crecí con mi papá quien logró hacer de mí una persona leal (los malos pasos los aprendí por mi cuenta). Así que no puedo creer que el imbécil del señor Macías haya olvidado a su esposa y quiere iniciar de nuevo con una señora más joven que él.
Aunque claro, también está la otra parte de la historia. La razón del por qué la mamá de Dinaí iba viajando en carretera aquel día. El señor está en todo su derecho de hacer lo que quiera con su vida, después de todo, un muerto no regresa y los vivos se quedan para pagar las consecuencias.
Supongo que Dinaí volvió por esto. Su padre tiene pareja, ¿tal vez se casarán? Tal vez por eso Dinaí traía el anillo de compromiso de su madre, aunque hoy no lo usó. Sabía que no estaba comprometida, ella merece más que un zoquete hijo de papi con una casa enorme snob. Y lo sé porque investigué al idiota ese. Germán Bustamante, que nombre tan tonto como el hombre que lo usa. Estudia derecho, tiene veintiuno y fue cuadro de honor en la preparatoria. Sin embargo, prefiero que esté con ese zoquete antes que con Mateo.
Esta familia guarda muchos trapos sucios, joder. El papá deambula a altas horas de la madrugada por la calle y llega a su casa justo a tiempo porque un minuto después, la que parece ser su pareja llega acompañada de un imbécil que conozco. La hija mantiene o mantuvo (en verdad espero esto) una amistad o algo parecido con los policías encubiertos (él dijo que no, pero estoy seguro de que lo es).
No sé qué mierda, no sé qué carajo. Espero por el bien de Dinaí que ella viva feliz en la ignorancia y sea ajena a todo lo que esté pasando. Porque si algo le llegara a ocurrir, si se metió en algo que pone en peligro su vida, no podré quedarme de brazos cruzados.
Porque aquel amor de infancia murió, pero con tanto odio se alimentó y ahora con su partida renació y no puedo dejar que todo se vaya a la mierda por un error.
Es hora de mover las piezas del juego, yo soy peón, ciertamente, pero puedo escalar peldaños y si es lo que necesito para salvar a Elisa, a Dinaí y a mí, haré lo posible. Porque nunca la he tenido y ahora la pierdo cada vez más.