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Epílogo

Sienna sonrió al sentir una suave caricia en la espalda.

—Es hora de levantarnos —dijo Kassio, dejando besos a lo largo de su columna.

—Un minuto más o una hora. ¿Sabes qué? Quizás necesite un par de horas más de sueño.

—Últimamente has estado demasiado cansada.

Una emoción desmedida la embar...