




Capítulo 5: Invitado sorpresa
Sienna se dio la vuelta para ver que había llamado la atención de su hermana gemela. Sonrió al ver a Kassio de pie en la entrada. Él sí que sabía cómo hacer una entrada.
—No vemos luego —le dijo a su gemela y al esposo de esta, antes de dirigirse hacia el recién llegado.
Mientras se acercaba a Kassio, dejó que su mirada vagara por su cuerpo. Llevaba un traje hecho a medida que le quedaba impecablemente bien y realzaba su presencia dominante. Desde la distancia, le dedicó una sonrisa, y como esperaba, él mantuvo su expresión imperturbable. Se preguntó cómo sonaría su risa, si es que alguna vez reía. Apostaba a que sería un sonido ronco y profundo. Y entonces, se propuso escucharla al menos una vez.
—Al final, sí viniste —declaró, presumida, deteniéndose delante de él.
A Kassio le tomó un segundo recuperarse de la impresión. Sienna se veía radiante y no había podido evitar admirar la elegancia con la que había recorrido el salón.
—Tengo la impresión de que no le informaste a nadie que vendría —dijo.
Sienna le dio una amplia sonrisa.
—Bueno, dijiste que no lo harías, así que prefería no contarle a nadie que fui hasta tu oficina para suplicarte que asistieras y que al final me rechazaste. ¿Sabes lo que eso le haría a mi reputación?
Sienna creyó ver un brillo de diversión en los ojos de Kassio, pero no podría decirlo con certeza. Él era difícil de leer.
—¿Suplicarme? ¿Es eso lo que hiciste? Recuerdo amenazas y burlas, nada de suplicas.
—Y aun así estás aquí. Debí hacer algo bien.
Kassio soltó un bufido.
—¿Qué es lo quieres que haga? —preguntó él—. No planeo quedarme toda la noche y me gustaría acabar con cualquier cosa que tengas en mente tan pronto como sea posible.
—Entonces, ¡qué comience el show! —Sienna se acomodó a lado de Kassio y pasó una mano por su brazo—. ¿Vamos? —preguntó, intentado ignorar el nerviosismo que sentía al estar tan cerca de él—. No pudiste llegar en mejor momento —comentó mientras avanzaban—. Los padres de Serena llegaron hace poco.
—No parecen agradarte.
—No lo hacen.
La sinceridad de Sienna siempre tomaba a Kassio por sorpresa.
—Estamos cerca. Sonríe.
Casi lo hizo. No porque se alegrara de ver a alguien en particular, sino porque ella parecía creer que la iba a obedecer.
—Papá, mamá. Creo que ya conocen a Kassio Volkov —hizo las presentaciones Sienna.
—Señor —saludó y le tendió la mano a Valentino Morelli.
—Muchacho, es bueno verte.
Se había cruzado con Valentino unas pocas veces en el pasado y le parecía un hombre como pocos. Directo y sincero.
—Señora —dijo mirando a la esposa de Valentino—. Hermosa fiesta.
—Muchas gracias.
—Serena, Vincenzo, felicitaciones por la boda, aunque quizás llegó un poco tarde.
Debía aceptar que no la estaba pasando tan mal. La expresión de la pareja era algo divertido de ver y su ánimo mejoró aún más al ver a los padres de Serena. El menos contento parecía ser Cosimo Castelli, probablemente porque lo había estado ignorando en las últimas semanas.
Después de terminar con los saludos, Valentino lo invitó a acompañarlos a su mesa y pronto se vio rodeado de los hermanos Morelli y sus esposas. Casualmente se encontró en medio de los gemelos.
—Tu aparición fue toda una sorpresa.
—Me di cuenta.
—¿Sienna fue quién te invitó?
—Así es.
Valentino soltó una carcajada.
—Nadie nunca puede predecir qué es lo que hará a continuación.
Kassio ubicó a Sienna unas mesas allá. Estaba escuchando lo que otra de las personas en su mesa estaba diciendo y de pronto empezó a reír.
—¿Y ustedes como se conocen? —preguntó Leonardo, el gemelo de Valentino.
—Nos encontramos una vez en la oficina de Vincenzo —explicó regresando su atención a su mesa.
—¿Y cómo hizo para convencerte? —preguntó Valentino.
Sentía que estaba en una especie de interrogatorio.
—Si se lo preguntas a ella, dirá que me suplicó.
Las risas no se hicieron esperar. No solo Valentino parecía incrédulo, sino todos en la mesa.
—Como si alguien fuera creer eso. De todas formas, gracias por venir. —Valentino se giró hacia el resto y cambió de tema.
Contrario a lo que esperaba, estar en compañía de Valentino y su familia resultó ser agradable. Descubrió de dónde Sienna había sacado su peculiar sentido del humor. Los gemelos tenían un repertorio de bromas y en más de una ocasión recibió alguna indirecta. El mayor de los Morelli era el más serio de los tres, aunque eso ya lo sabía. Adriano era cliente de su empresa y se habían reunido en más de una ocasión, aunque mostraba una faceta más relajada rodeado de su familia.
—Se ven preciosos —comentó Bianca mientras la pareja homenajeada bailaba en el centro del salón.
Kassio observó a Serena y Vincenzo.
—Espero que no sigas molesto con ellos —comentó Valentino.
—Su hijo y yo lo arreglamos —dijo, con calma. No había amado a Serena, así que no tenía nada que superar.
La canción terminó y empezó a sonar otra. Uno a uno, los hermanos Morelli se disculparon y llevaron a sus esposas a la pista de baile, dejándolo a solas. Consideró esa su señal para marcharse.
—¿Ya te vas? —La voz de Sienna lo detuvo a mitad del pasillo cerca de la salida. Kassio se dio la vuelta y la encontró con una sonrisa chispeante. Siempre parecía de tan buen humor y durante un instante reflexionó sobre cómo se sentiría dejarse contagiarse de esa energía.
—Sí, tengo que trabajar mañana.
—Es fin de semana… Olvídalo, supongo que el mal nunca descansa.
Sonrió sin poder evitarlo.
—¿Estás sonriendo? Eso es algo nuevo. Gracias por venir.
Se perdió en su mirada y de repente comenzó a avanzar hacia ella. Por primera vez en su vida encontró difícil resistirse a algo. Se detuvo cuando su cuerpo rozó el de ella y una electricidad inexplicable lo recorrió.
Sienna, que se había quedado petrificada al verlo acercarse con una mirada de determinación, no podía hacer que su cuerpo le respondiera, solo podía quedarse allí mirándolo confundida. Cuando él bajó la mirada hacia sus labios, ella los humedeció con la lengua.
Kassio se inclinó lentamente hacia adelante. Estaba decidido a ver si los labios de Sienna eran tan suaves como se veían, pero, antes de lograr su cometido, logró recuperar el sentido. ¡¿Qué demonios estaba haciendo?!
Desvió el rostro y se acercó al oído de Sienna antes de hablar en un susurro.
—Recuerda que te comprometiste a hacer lo que yo quisiera si venía esta noche —le dio un beso en la mejilla y retrocedió. Necesitaba alejarse antes de volver a cambiar de opinión—. Estaré en contacto.