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Capítulo 50: Entregados al placer

Maxim mantuvo a Valeria abrazada con fuerza, mientras con una mano acariciaba su espalda con lentitud. Poco a poco ella comenzó a relajarse y volvió en sí. Valeria levantó la cabeza y lo miró directo a los ojos con una sonrisa en los labios.

—Eso fue increíble —dijo ella.

—Deberíamos volver a la o...