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Capítulo 28. Debes reconocer que la perdiste.

Kosta se quedó viéndola, esperaba escucharla, hablar, reclamarle, mas de la boca de Natalia no salió ni el mínimo ruido. Por varios minutos, él llegó a pensar que se negaba a hablarle porque estaba molesta y lo hizo él.

—Nata, mi amor —pronunció tomándola de la mano, sin embargo, no podía mirarla a ...