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Capítulo 51 - El alma me duele

El padre me ha dejado gritar y pegarle uno que otro puño a la banca cerca del árbol, las lágrimas salían y salían. Carlos lo puso al tanto, fui un completo pendejo, un imbécil al que Sandra convirtió en un pelele.

—¡AAAAAAAHHHHHH!

Volví a pegarle a la receptora de mi ira. No era mi hijo, no era...