Read with BonusRead with Bonus

Capítulo 32 - Visita inapropiada

Eros se levantó para refugiarse en mis brazos, mi hermano me acariciaba el cabello.

—Ya Virgi, no llores, no llores hermanita.

No sé en qué momento mis padres se levantaron y también se unieron al abrazo, mi alma lo necesitaba, nos quedamos de ese modo, llorando por mucho rato.

—¡Ay, hija! Tan...