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Nunca lo olvidé

La puntualidad de Massimo es extrema, veinte minutos después, ni un segundo antes, ni uno después, aparece frente a la oficina de Sol.

—¡Lista!

Ella sonrió, tomó su cartera, batió su ensortijado cabello y caminó hacia él, mientras le susurró al oído.

—Siempre lista. —Massimo le cedió el paso, cerró ...