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Capítulo 11. El respeto se gana

Llegaron a la mansión Beltrán, al bajar, Perla, casi se le cayó la mandíbula por la belleza de la casa.

—Hermosa casa, cabrona—dijo Perla retirándose los lentes y soltando un largo silbido.

—Es la casa de mis padres, no es mía. —dijo Carolina cuando avanzó a la puerta principal de la casa.

—P...