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Capítulo 5.

Deivid y Williams tomaban unos tragos en el apartamento de este últimos.

Williams vivía en un condominio de lujo, en el gran y espectacular 432 Park avenue de Manhattan en el piso 20, el cual poseía una piscina en su interior de 20 metros, el pequeño capricho le costó 14 millones de dólares, pero valía cada centavo, aunque este lugar siempre fue su refugio últimamente no le gustaba estar solo en su hogar, sentía que era demasiado grande para él , por lo que sus días variaban en dormir aquí e invitar a su buen amigo Deivid o ir al penhouse de este, que claro era igual de lujoso, a pesar que solo valía 12 millones el hogar de Deivid estaba ubicado en la torre 30E32 en la Skyline de Manhattan el piso 22 era todo suyo y lo que más le encantaba a Deivid era el estilo gótico de la fachada.

— No puedo creer que ella redactara el contrato, cuando lo menciono pensé que bromeaba. — dijo un poco indignado Will a no poder saber a qué jugaba su empleada.

— No tenías por qué pedirle que renuncié.  — El castaño lo miraba con reproche.

— No quiero acostarme con ella Deivid, ¿Qué es lo que no entiendes?

— Renuncia y di que soy mejor que tú.

— Ni lo sueñes, ella quiere jugar y la haré arder tanto que se quemara. Gemirá con tanto ahínco mi nombre que se desarmará en mis brazos. — dijo con fuego en la mirada, Linda lo había provocado y pagaría por ello.

— ¿De qué hablas? es un pobre corderito asustado.

— ¿Que?... ¿Acaso tienes algún problema de percepción?, esa mujer sabe lo que hace, quiere seducirme y no sabe lo que le espera.

— ¿¡Ella seducirte a ti?! Vamos hombre si temblaba como una hoja en otoño hoy mientras se disculpaba por tratarme de idiota, te aseguro que debe ser virgen.

— ¿Cómo que se disculpó? Cuéntame más.

— Eso, se disculpó por su comportamiento y me entregó el contrato, sabes... incluso me dio pena, se notaba que ningún hombre jamás la había tocado, cuando la abracé incluso creo que mojo sus bragas. — Deivid estaba complacido con ese pensamiento. Nada más alejado de la realidad.

— Eso no te lo creo, ¡¿tu consolando a una mujer?!

— Que puedo decirte Will estaba llorando, sabes que la de ese tipo las manejas mejor tú. Pero aun así la conquistare y te ganaré. — Williams le daba vueltas a lo que su amigo le contaba y no lo lograba entender, era como si estuvieran hablando de dos personas diferentes, claro que él no estaba dispuesto a contarle lo que sucedió en su oficina, todavía se negaba a admitir que se masturbo pensando en esa mujer, pero el solo recuerdo de los pechos de ella arrinconándolo contra su escritorio produjo que su pene se endurezca.

"¿Que mierda provoca esta mujer en mí? Ni modo... tendré que comerla y así seguir adelante, cuando vea que es otra chica inexperta a quien enseñarle todo en la cama, este deseo estúpido se irá, y por fin le ganaré a Deivid. "

Por otro lado, Deivid se encontraba mirando la ciudad a sus pies y pensando en lo bien que se había sentido abrasar a la Linda gordita, con ese pensamiento cambió el nombre de contacto de LINDA, ASISTENTE, por LINDA GORDITA 🥰

"Si, es linda, suave, tiene un aroma dulce, nada provocador como el que usan las demás secretarias, ella quiere pasar desapercibida, ahora entiendo porque Williams ataca a las de bajo autoestima, se siente bien que alguien dependa de ti y busque tu protección, hasta ahora las mujeres con las que he estado se desviven por mostrarme todo lo que saben hacer, veamos qué tan bueno seré guiando a esta mujer a que disfrute del mejor sexo de su vida."

Esa noche, la pasaron entre risas y tragos, cuatro personas que iban por la vida teniendo sexo casual, algunos para divertirse, otro para coronarse como el ganador en romper corazones y ellas solo para olvidar a los hombres a los que les dieron su virginidad y su corazón.

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