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Carolyn admitió que fue realmente divertido chocar el lujoso auto de Aarón.
Sin embargo, el Karma fue demasiado de rápido y estaba empezando a pasarle factura.
En la tarde del mismo dia, estaba de pie frente a la puerta de la villa de Aarón Harrison.
Todo había vuelto al punto de partida. El hombre a quien pensó jamás ver era la clave para resolver sus problemas.
Si no la llevaban al límite, realmente no quería ver la cara engreída y arrogante de ese hombre. Pero por el bien de sus padres ella tuvo que tragarse todo su orgullo, para lograr su objetivo.
Antes de que pudiera ver a Aarón la detuvieron en la entrada, negándole el paso.
Los guardias de seguridad miraron a la chica de cabello rojo salvaje que estaba tratando de encontrar como escabullirse entre ellos, para lograr entrar, pero los hombres de seguridad la detuvieron ágilmente.
-Lo siento, señorita, pero el señor dijo que no tiene tiempo para usted -el guardia de seguridad parecía desgarrado mientras miraba a Carolyn.
En la cabina de guardias estaba grabado con una foto de Carolyn. Su jefe había dicho que si dejaban entrar a Carolyn estarían despedidos.
-Solo será un momento, no le tomaré mucho tiempo.
-Lo siento, señorita, pero realmente no puede ingresar. Por favor no nos pongas las cosas difíciles.
El guardia no pudo soportar ser frio con una chica tan linda y de aspecto débil, pero su trabajo estaba en juego.
Carolyn apretó los dientes. -No me moveré de aquí hasta que hable con él.
Estaba decidida a ver a Aarón, pero a medida que el cielo oscurecía y el viento helado soplaba ella no puedo evitar estremecerse. Carolyn no se fue de la puerta hasta cuando otro auto entró poco después.
El automóvil era familiar y bien conocido por todos, por lo que seguridad lo dejó entrar. Un hombre alto y atractivo salió y abrió las puertas como si fuera el dueño de la casa.
-¡Aarón! -gritó, pero no obtuvo respuesta.
Continuó gritando el mismo nombre mientras revisaba el primer pisó de la lujosa villa y estaba a punto de subir cuando se topó con el ama de llaves.
-Nancy, ¿dónde está Aarón? -preguntó con curiosidad.
-El señor está en su estudió -respondió el ama de llaves.
-¿Todavía sigue trabajando? ¿Qué hora es? Ya van a ser más dé las 9 pm -el hombre frunció el ceño y dijo.
El ama de llaves fue lo suficientemente paciente para explicar: -Está ocupado joven, ordenó que nadie lo molestara -aconsejó la mujer de mediana edad.
-Por supuesto que lo haré -dijo él con una sonrisa sarcástica y subió las escaleras del segundo piso. Fue directamente al estudio, ni siquiera se molestó en tocar antes de entrar.
Aarón levantó la cabeza de su computador para echar una mirada de molestia a la persona que se había atrevido a entrar sin tocar.
-¡Hey amigo! Estoy de regreso, antes de lo planeado. Deberíamos ir a el club noche salvaje para celebrar mi bienvenida. -Mateo caminó hacia el sofá, mientras decía esto, ignorando por completo la mirada asesina de su amigo.
-Deberías llamar a la puerta antes de entrar. Eso es lo que todo el mundo sabe hacer. Si lo has olvidado todavía puedo mandarte a pre- inicial de infantes para que lo vuelvas a recordar -bramo, volviendo su atención a la pantalla de su monitor.
-Vaya bienvenida, pensé que me extrañabas más -murmuró Mateo con burla y a la vez confundido. Nunca había sido reprendido, por Aarón, por entrar sin llamar antes-. Aarón, viejo, se puede saber, ¿por qué estás enojado hoy? ¿Has llegado a la menopausia, repentinamente?
Mateo no le importaba la advertencia de Aarón y mucho menos le asustaba cuando estaba furioso, después de todo el ya se había acostumbrado a su mal genio.
-¡Cállate! ¿Crees que soy como tú? - Aarón puso los ojos en blanco-. Después de la boda de Sophie, tuve mucho que hacer. ¿Y por qué no asististe? -cambio el tema inmediatamente, no queriendo lidiar con la actitud descarada de su amigo, mientras masajeaba su sien.
-¿Por qué debería asistir cuando otro hombre robó a la única mujer que amo? -Mateo frunció el ceño y dijo retóricamente con una expresión amarga.
-Sofía es cinco años mayor que tú, Mateo.
-No importa. Me gustan las mujeres mayores. Más maduras y envejecidas como el buen vino.
-Eso es simplemente un cliché -dijo Aarón. De todos modos, nunca se tomó en serio los sentimientos de Mateo por su hermana mayor.
-Es la verdad -insistió Mateo.
-Que no tienes a nadie quien te ofrezca la diversión.
-¡Joder Aarón! No soy tan casto como otros -dijo irónicamente rodando los ojos.
-Mateo -rechinó entre dientes Aarón, en modo de advertencia.
Los dos amigos hablaron toda la noche, comieron, bebieron y se quedaron dormidos en los muebles de la sala.
La luz brillante que brotaba de las nubes, marcaba el comienzo de un nuevo dia. Los rayos solares penetro atreves de las cortinas y se disperso sobre las figuras dormidas que yacían desordenadamente en los sofás.
Aarón se despertó con dolor de cabeza. Nunca pensó que se sentiría tan inquietó y furioso por ser rechazado por una mocosa. Tomó su teléfono y vio muchas llamadas perdidas. Al ver el nombre de la persona que llamó más persistente, entrecerró los ojos con molestia.
-Vete a la mierda, Jeremy.
El sonido de su voz despertó a Mateo, que todavía estaba somnoliento.
-¿Cuál es el problema y por qué hablas en voz alta? Estoy durmiendo, hombre.
-Despierta. Son más de las nueve en punto -gruño Aarón, sorprendiendo a Mateo al estar completamente despierto.
-¿Qué?
Por muy tarde que se durmieran, nunca se levantarían tarde.
Aarón ya había entrado en la ducha. En quince minutos, los dos hombres salieron de la casa. Tan pronto como llegaron a la empresa, la recepcionista los detuvo y les dijo:
-Señor Harrison, la nueva pasante, Carolyn Millers ha venido a buscarlo un par de veces.