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CAPÍTULO 15. TENGO DERECHO A VIVIR.

Matteo observó a Camillo, lo recorrió de pies a cabeza, por su expresión corporal sabía cuáles eran sus intenciones, aunque no estaba dispuesto a dejarlo salirse con la suya.

—¡Camillo! Tus intenciones se visualizan perfectamente en tu rostro, pero por ahora no voy a complacerte, no tengo intencion...