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09. EN LA GUARIDA DEL ALFA

AMALIA

— ¡Cálmate Amalia! Tranquila – la voz del ayudante del alcalde llegó a mis oídos, a la vez que la luz de la mesita era prendida.

— Gracias a Dios que es usted… — le dije con la respiración agitada y llevándome la mano al pecho

— ¿Qué haces en el despacho de Ajax y a estas horas? – cuestion...