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El perdón

—No soy una ilusión. —Movió su mano y también se le puso en la cara con delicadez, mientras no podía detener las lágrimas, que emergían con cariño de sus ojos—. Estoy aquí contigo, mi ángel.

—“Mi ángel”, así me decía él. —La mirada se le cristalizó y su voz se quebró de tristeza—. Lo extraño y tú p...