Read with BonusRead with Bonus

La velada

Hermes terminó su tarea, secando suavemente a Hariella con una toalla suave. Sus movimientos eran lentos y amorosos, cada toque una reafirmación de su compromiso y devoción. Hariella lo miró con ojos llenos de amor y gratitud, sabiendo que en él había encontrado no solo a un amante, sino a un compañ...