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El enigma

—Gracias, Hermes —dijo ella, su voz firme, pero con una nota de algo más, algo que Hermes no pudo identificar de inmediato.

—De nada, señora —respondió él, aun con el corazón acelerado.

—¿Quieres revisar algunos documentos? —preguntó ella de forma afable.

—Sí, señora Hariella.

—Allí en la mesa… ...