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Capítulo 44: La culpa.

Los primeros rayos del amanecer se cuelan por la cortina de la sala, pegando justo en el rostro de Max. Abre los ojos con dificultad, porque la luz le daña la vista, pero sabe que debe moverse para ir a trabajar.

Levanta la cabeza, se ve cubierto con una cobija y se deja caer otra vez, cubriend...