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Capítulo 40: Un víbora inesperada.

Luego de aquel almuerzo tan interesante, todo volvió a la normalidad de cierta manera, porque no se podía llamar normal a aquella tormenta silenciosa que vivía ese par, en especial cuando se encontraban frente a frente.

El resto del domingo y todo el lunes, fue una especie de bajar la cabeza, d...