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—Entonces, ¿no tiene ninguna lesión grave? —escucho que le pregunta el licenciado De la Vega al médico. Al final, aunque lo insulté, le grite, le arroje todos los almohadones de mi sillón para que se fuera, permaneció junto a la puerta sin moverse. El medico me había atendido, pese a mi negación, pe...