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Llevaba archivando los casos por más de 3 horas y créanme, quería irme.
Sebastián no levantaba la mirada ni para hablarme y eso realmente es incómodo. ¿No se da cuenta de que lo es? ¿No podría mostrarse un poco amable? No sé, ofrecerme un café, son casi las 13 hs y no he desayunado, tampoco lo he visto detenerse para almorzar y temo preguntarle; no quiero que me de mas casos para archivar. Suficiente con los que me dio y la defensa que debo elaborar y aunque se que hoy no tengo facultad y tengo más tiempo para hacerlo, lo cierto es que es el licenciado el que debería guiarme, porque son muchas hojas y no voya a alcanzar a terminar de leer, mirar las pruebas y encima prepararle la defensa. Ya me cae mal.
El estómago cruje, eso me recuerda que no he comido y que debo hacerlo si no quiero terminar desmayada en medio de la oficina.
Con cierto recelo levanto la mirada y lo llamo y como era de esperarse, no levantó la mirada; yo insisto, pero cómo es de esperarse sigue sin prestarme atención, cosa que me enfurece. No hay nada peor que la mala educación de las personas. Como abogado, podrá ser el mejor de los últimos tiempos, pero en respeto deja mucho que desear.
Sabiendo que llamarlo por el nombre provocaría enojo en él, y que detesto que me dejen con la palabra en la boca, es que le hablo directamente por el nombre de pila.
—Sebastián.
Como era de esperarse, dejó de teclear en su computadora y elevó su mirada posándose en la mía.
—¿Tiene algún problema? —Me sorprende con su pregunta, pero con la frente en alto respondo que no—. ¿Sabe su lugar en este estudio? —inquiere y yo siento que todo mi cuerpo arde y claro, no es por cómo me mira, de esa forma despectiva y altanera, sino porque estoy sin prenda interior, no entiendo por qué este escritorio es hueco, sigo muy mojada y tengo un orgasmo a medias que necesito liberar.
—Lo sé —respondo del mismo modo en qué me habla.
—No lo parece. Soy su superior, básicamente soy quien debe decirle a su profesor si sirve o no para esta profesión, por lo que comience por comprender que es una estudiante pasante a la cual le estoy dando el privilegio de aprender a mi lado… —«Maldito narcisista. Ya me cae mal.» — porque puedo pedir que le asignen a otro abogado del estudio —sentenció y volvió su atención a su computadora.
Que tipo más despreciable.
Será sexi y todo, pero es poco respetuoso con las personas y comienzo a creer el motivo por el cual no tiene novia ¿quién podría aguantarlo?
Lo miro con bronca mientras arrugo una hoja de papel que era para colocar en la trituradora, pero se me canta no hacerlo y ofendida por su contestación, porque estoy cansada y tengo hambre, la arrojo desde mi ubicación hacia el tachito de basura justo al lado de su escritorio y ¿qué creen? La emboqué.
—Señorita Cohen, ¿va a seguir comportándose como una adolescente o va a tomarse esto enserio? —me habla de forma despectiva, mientras me mira con deseo de acribillarme y no de la manera en que quisiera.
—Licenciado, ¿A qué hora es el descanso? Tengo hambre —inquiero con toda sinceridad y lo veo observar el reloj para luego mirarme y contestar a mi pregunta
—12 hs a 13 hs.
¿Y qué hora eran? Las 12:30 ¿pueden creer que este imbécil me “comió” 30 minutos de mi horario de descanso por archivar estos casos de mierda?
Enojo.
Lo odio.
Iba a reclamar el horario, pero él, todo educado (nótese el sarcasmo), me informa el por qué consideró que debía perderme media hora de descanso.
—Le recuerdo que usted debió haber llegado antes de las 8 de la mañana, sin embargo, apareció tarde y para no ser suficiente se pone a dar numeritos de exhibicionismo en la puerta de este prestigioso estudio de abogados…
—¿Perdón? —Su manera de tratarme ya me daba por los ovarios y en verdad no fue consciente de sus palabras, no las pensé con detenimiento porque era de esperarse que se refería al incidente con Fabian en la puerta. Aun así mi lado orgullosa salió a flote. —¿De qué «numeritos de exhibicionismo» me habla?
El miró su mesa y esbozó una sonrisa y yo, literalmente, me hice agua. ¿tienen idea de lo que es tener a un hombre, que en su vida se lo ha visto sonreír y que lo haga delante de tus ojos? Créanme, es una maravilla digna de apreciar.
Me quede idiotizada mirándolo, mientras él guardaba sus cosas en su bolso maletín, ordenar su escritorio y luego ponerse de pie. No me dijo nada, solo se acercó hasta donde me encontraba a paso lento y colocó cada una de sus manos, una de ellas en un puño, sobre mi escritorio y mirándome de manera extraña me dijo con voz gruesa—: Tenes 30 minutos para comer y 2 horas para ojear lo que hay en este pendrive —. Eleva su mano y me muestra el objeto y yo no puedo evitar preguntar qué tiene. —Las pruebas, señorita Cohen—. Al decirlo observó la carpeta del expediente cuya defensa debía preparar.
Se incorporó, no saludo y se marchó.
Sus palabras hicieron que temblara el suelo bajo mis pies y no fue simplemente por su respuesta, fue por cómo lo dijo.
Ese hombre me provoca un remolino de sensaciones.
Apago mi computadora y como solo tengo 30 minutos para comer, me dirijo hacia el bar de al lado y pido un licuado con dos tostados; no tengo más tiempo y además quiero avisarle a Fabian que no vamos a poder terminar con lo que empezamos esta noche y les juro que con lo que a mí me encanta el sexo, el que me dejen sin el es algo que me pone de muy mal humor.
Cuando me entrega mi pedido, miro hacia mi alrededor para ver dónde puedo sentarme. No hay muchos sitios libres y la mayoría esta ocupada por estudiantes, dado que a una cuadra s encuentra una universidad privada.
Me ubico en la última mesa, justo al lado del pasillo que va a los baños. No sé por qué, pero pasa que en la mayoría de los restaurantes este sector nunca es ocupado y puedo inferir por los olores, pero es absurdo, es olor a limpio es lo mejor que hay, pero bueno.
Mientras bebo mi licuado y mensajeo por audios con Fabian, siento el peso de una mirada, pero como estoy hablando de cosas excitantes, de lo que voy a hacerle cuando estemos juntos y de lo que me hará es que no me molesto en levantar la mirada.
Fabian 12:40
«Muero por desnudarte y pasarte la lengua por cada centímetro de tu cuerpo, no dejar espacio sin chupar. De solo imaginar que puedo saborear tus fluidos ya me pongo duro»
Fabian 12:41
«Te voy a poner en cuatro, me voy a poner detrás tuyo, te abriré las cachas y te voy a meter mi lengua en el culo y mis dedos en la vagina. Te voy a hacer acabar y vas a gritar que sos mi puta para que te coja duro»
Fabian 12:42
«De una sola estocada te la voy a meter. Gritaras como perra, suplicarás para que deje de cojerte y no me detendré. Tirare de tus cabellos. Te morderé, te daré cachetadas hasta dejarte los dedos marcados»
Debo ser sincera, sus audios me excitaron pero como bien sabemos, si les demostramos estar derretidas por ellos se agrandan y por cómo se define indirectamente “macho alfa, actor porno que me va a hacer gritar como perra” no quiero seguir inflando su ego. Aunque debo admitir que mueve muy bien los dedos.
12:43, otro mensaje de él.
«Te voy a apretar esas tetas, las voy a morder tan fuerte que vas a tener que pegarme para que las suelte.»
Fabian 12:43
«Te voy a coger por todos los agujeros que tengas»
Ese ultimo audio provoca que estalle de risas y me lleve la atención de todos, lo que me hace levantar la mirada y encontrarme con una en particular que no esperaba ver.