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Salto de vez en cuando y el golpe de mis glúteos en sus muslos lo hace llevar sus manos a mis caderas y hacer que esos saltos caigan con más fuerza.

—Eso es. Eso es. Muévete para mí.

Me habla con esa voz grave y me vuelvo loca.

Acato cada una de sus palabras y mis caderas cobran vida propia.

Cuan...