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Capítulo 7

Monica era la chica ruda y la más veterana en el club, era respetada por todos allí y no solo por su trayectoria sino por la forma en la que se había ganado la confianza del jefe. Aunque no había sido fácil ya que lo que nadie sabía, tal vez solo algunos poco era que ella había llegado al club de la misma forma que Hana. Bruno le encargaba todo lo que tuviera que ver con las chicas y los chicos nuevos. Conocida por su carácter fuerte y su mirada penetrante se había ganado el apodo de la Loba. Ya que era temible como leal, además de tener esos enigmáticos ojos grises, a pesar de los años, ella seguia siendo una mujer hermosa y que claramente llamaba la atención de los hombres. Hana había llegado al club hace más de 6 años, fue ese día donde conoció a la inocente niña de apenas 13 años que había sido vendida por su padre. El claro parecido con su historia hizo que inmediatamente Leyna se viera reflejada en ella, el inicio de Hana en el mundo de la prostitución no era tan diferente al de ella y por un momento el recuerdo de como había empezado todo llego a su mente, sintiendo ese dolor que penso que ya tenia superado, pero que claramente no lo hacia, aun despues de tantos años.

Al principio, Monica no quería demostrarle empatía, pensado en que debía ser dura, ya que nadie fue buena gente cuando ella empezó ahi, trató de verla como cualquier otra en el lugar, pero hubo algo en sus ojos que se fue ganando su corazón, no supo que fue exactamente, solo una fuerza mayor la hizo actuar, no solo la empezó a cuidar, si no que le pidió a Bruno que la dejara vivir con ella, alegando que así podría tenerla más vigilada. Habia sido bueno adaptarse a su vida, a su infierno, eso la hizo ganarse rápidamente la confiaza de Bruno, pensando que era una mujer sumisa, cuando en realidad solo se estaba resignando a la vida que le habia tocado. Cuando su jefe acepto, sintió un gran alivio ya que al menos podía ayudar a Hana a sentirse menos miserable, ya que era una niña relativamente pequeña. La realidad era que Monica quería poder cuidar de ella cuando la situación lo ameritara, aún que no siempre podía salvarla de las garras del demonio... esas que las castigaban cuando no obediencia o algo hacia mal, tenía que lidiar con aquel dolor.

Monica entro a la oficina de Bruno, ya que Hana no había ido a dormír, ella jamás huiria, asi que eso solo significaba una cosa... cuando miro sobre el hombro de Bruno abrio los ojos con alarma. En la cama de su jefe ya hacía su pobre amiga desnuda y con un moretón en el pómulo. No tenía que preguntar que había pasado, la imagen frente a ella lo decía todo y se lamento por eso. Por que no había podido hacer nada por ella.

—Se pasó de lista y tuvo su merecido —dijo Bruno prendiendo un cigarrillo como si nada mientras miraba a ambas chicas—. Llévatela, con esa cara no podrá trabajar hasta que desaparezcan los moretones. A los hombres nos les gusta la carne golpeada.

—¿Si lo sabes porque lo hiciste? —Monica le reclamó.

—Mira Monica se que tienes un trato preferencial por ella, pero sabes que quien me desobedece las pagas... lo sabes. —Monica no dijo más nada y mejor trato de ayudar a Hana. Con el nunca iba a poder razonar,

Camino hacia la cama y al llegar a su lado peinó con delicadeza el cabello rubio de su amiga. Escucho como empesaba a sollozar en silencio y el corazón se le partió en dos. Esto no debió pasar. aunque sabía que tarde o temprano Bruno se enteraría de lo que había pasado.

—Perdóname...—dijo Monica avergonzada,

Si tal vez ella hubiera estado ahí nada de eso hubiera pasado, muchas veces lo logró, pudo salvarla de la furia de Bruno pero esta vez no había sido así. No era la primera vez que Hana tenía que pagar porque un cliente hubiese accedido de tiempo y claramente

—¡Vamos!... ¡Largo las dos!, no tengo su jodido tiempo, párala y llévatela. Ojalá ahora aprenda que no debe de desobedecerme. —Bruno sonrío y miro con malicia a ambas chicas mientras se ponia la camisa. Jamás le había importado, el solo quería que Hana supiera quien mandaba en ese lugar y con lo que acaba de pasar sentía que era más que suficiente.

—Vamos Helena. —Monica trato de levantarla poco a poco, debía irse antes de que Bruno se le ocurriera otra forma de hacerla sufrir pero paro todos sus movimientos viendo con alarma su labio herido. —Joder ¿Qué hiciste para que te golpeara de esta forma? —pregunto preocupada. Si podía llegar a lástimarla pero en esa ocasión si se había sobre pasado por mucho.

Hana no respondió. No tenía las fuerzas para hacerlo. Lo que había pasado fue mas fuerte que otras veces, Bruno se comporto como un animal que no le importo lo mucho que la lastimara, nada logró que parara, ni sus súplicas, ni su llanto, al contrario intecifico mas su enojo y fue por eso que la golpe asi de feo. Ambas chicas salieron del club directo a su departamento, Hana había estado callada por el resto del camino, no quería hablar, ni siquiera un minimo sonido, solo se limitó a mirar por la ventanilla del auto, viendo como empezaba a salir el sol y con eso las aves volavan a su alrededor, era patetico tener celos de de ellas sin embargo ella se sentía patética y atrapada. preguntándose cuando sería el día en que se terminaría su sufrimiento y seria igual de libres que esas aves. Al llegar al edificio, subieron por las escaleras, Hana solo quería dormir y jamás despertar, pero no era tan simple como eso cuando la voz del chico dulce del apartamento 5A la hizo detenerse, evitando a toda costa verlo directo a los ojos, se avergonzaba de su estado y se quedó de espaldas mientras Monica la sostenía del brazo.

—Hola... —Hana le contestó el saludo en un susurro y sin voltearlo a ver, no se atrevía a voltear y darle la cara, esta muy lastimada a demás de tener mucha vergüenza, no quería que la viera de esa forma, se sentía sucia.

Lucas frunció el ceño cuando le pareció muy extraña la actitud que estaba adoptado Hana, ni quería mirarlo o se alegraba de verlo como otras veces. Pero eso no lo detuvo y nerviosamente empezó hablar. Tenía que hacer el intento de acercarse a ella, al chico le importaba y en verdad quería algo serio con ella, no creyó que de pronto algo hubiera pasado para que se alejará a sí de el.

—Solo quería saber sí... tú... querías ir a tomar... —Fue cruelmente interrumpido.

—No. —dijo Hana casi como un susurro, tenia que ser directa, en ese momento no buscaba tener nada que ver con el, incluso se había desilusionado por completo la posibilidad de al menos tener una amistad con el, debía alejarse. Era lo mejor para el.

—¿No? —Lucas pregunto desanimado. Y miro a la amiga de Hana, Monica era la única que lo miraba y se concojio de hombros cuando el chico la ayuda suplicante, ella no podía hacer nada, era decisión de la chica.

—Ahora no puedo, tal vez después —Hana trató de ser un poco menos tajante, le daba pena de verdad por que el no se merecía que ella fuera grosera con el. Empezó a caminar dejando a Lucas sumamente interrogante, ¿Había dicho o hecho algo malo? O ¿Era a caso que el ya no le agradaba? Miles de preguntas empezó a hacerse en la cabeza.

Hana se soltó a llorar, mientras Monica la sostuvo con más fuerza mientras seguían caminado rumbo a su apartamento. Todo le dolía y el dolor que más persistía era el del alma. ¿Se podría estar más rota? ¿Más muerta en vida?

—¿Fue él, la razón de que Bruno te dejara en este estado? —Monica se seguía preguntando por qué du jefe la había lastimado más que otra veces. Hana negó, de saber de Lucas la hubiera matado, estaba segura.

—Estefan Santoro —dijo la rubia cuando entraron al departamento tomando asiento en el sofá. Soltó una pequeña mueca de dolor. El Ceo había sido el único responsable del dolor físico en ese momento, no lo entendía igual que Miranda, Bruno había sido mucho más rudo en esta ocasión.

Entonces Monica lo entendio, su jefe siempre actuaba a sí con casi todas las chicas pero por una extraña razón con Hana era diferente. Bruno aún tenía esa obsesión por la rubia, Estefan Santoro había pasado más tiempo con ella de lo permitido y su amiga había tenido que pagar las consecuencias de eso, mucho más que las otra y era por un simple detalle, el castaño estaba enamorado de ella, era una forma muy rara forma de amarla cuando lo único que hacía era hacerla sufrir obligandola a hacer algo que no quiere.

—Sabes que pasará si sigues frecuentado al vecino ¿no? —Helena tenia que ser clara con ella, no pidia ponerse otra vez en peligro, como en esta ocasión. Hana tornó su mirada fría y se limpió con brusquedad las lágrimas. Poco a poco la desesperación empezó a invadir su cuerpo y su mente ya estaba llegando a su limite.

—Estoy harta, cansada de ser solo un pedazo de carne con el que pueden hacer lo que quieran... Bruno me violó y golpe hasta el cansancio y se sintió con ese derecho porque mi puto padre me vendió con él. —Hana grito sacando todo lo que tebia dentro o parte de el y empezó a llorar con más fuerza, se sentía mil veces miserable—. No sé en qué pensaba cuando decidí fijarme en ese dulce chico, yo jamás podré enamorarme de nadie y nadie se podrá enamorar de mí, estoy maldita y sucia, me doy asco yo misma. Quisiera morirme. —Se paró con enojo y camino directo a su habitación azotando la puerta detrás de ella.

—Hana... —Monica trato de tenerla. No estaba bien que se sumergirá a sí en la tristeza.

La azabache quería consolarla, ¿pero qué podía decirle? ¿Qué todo iba a estar bien? ¿Qué las cosas iban a cambiar? No cuando eso jamas iba a pasar y ambas lo sabian ya. No le gustaba mentir cuando vivían la misma vida de mierda, vendidas y prostituida desde muy pequeñas. Esto era un infierno, pero definitivamente Hana lo estaba pasando peor. Tal vez muy dentro de ella aun no se resignada a esa vida y tenía esperanzas de salir algún día.

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