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Capítulo 6

Necesitaba tranquilizarse y meditar, eso jamás le ayudaba, pero necesitaba al menos intentarlo antes de que esa maldita voz, esos malditos gritos, los lamentos de su madre y luego golpes inundaran su cabeza por completo y no pudiera pararlo. Se tocó el pecho al sentirse sin aire, recordando su infancia, su maldita infancia. En ese instante supo que no había retorno y maldijo.

“GUARDA SILENCIÓ”… “ESCUCHO UN SOLO SOLLOZO Y LO LAMENTARAS”… “TE DIJE QUE TE CALLARAS NIÑO IDIOTA… VEN AQUÍ AHORA PODRÁS GRITAR CON PROVECHO” El azabache cerro con más fuerzas sus ojos hasta el punto de doler, pero le dolía más los recuerdos que poco a poco lo estaban dejando más sin aire.  —¿Estefan? —De pronto lo llamó Stone, mirándolo expectante. Santoro abrió los ojos de golpe y se inclinó sobre su asiento. Se encontraba con la mente perdida, ni siquiera se había dado cuenta de que Dereck estaba a su oficina—. ¿Pasa algo?. —Su amigo le preguntó al verlo un tanto extraño. Santoro regresó a la realidad cuando sintió el toque en su brazo, parpadeo varias veces hasta recordar en donde estaba y con quien, hace mucho que no le pasaban esos episodios de supresión mental. No cabía duda que recordar a su progenitor no le hacía nada bien. Había creído todo este tiempo, lo tenía resultó, sabía que no al cien por ciento, pero al menos controlado, la desesperación invadió su cuerpo porque eso significaba que tanta terapia y psicólogo no había servido de nada. Aun así, no lo dio a demostrar, tenía que guardar las apariencias delante de Stone, nadie debía saber lo que realmente guardaba en su interior. —Perdón Dereck… ¿Pasa algo? —Estefan pregunto. Trato de aparentar normalidad, aunque para su amigo eso no estaba muy claro. Seguía mirándolo de forma extraña. Aun así, no dijo nada. Él era conocido por mantenerse siempre frío e indiferente con cualquiera y en cualquier situación, casi como su fuera inhumano, pero esta vez era todo lo contrario, Stone podía jurar que notó en sus ojos una chispa de miedo, miedo verdadero y eso si lo descoloco totalmente. Desvió su mente de esa idea no debía ser nada y tal vez solo estaba malinterpretando toso, así que lo dejo pasar. Mejor se concentraría en lo que había ido a hacer. Levantó los documento que llevaba en la mano. No preguntaría nada, Está siempre había sido demasiado reservado con su vida e incluso siendo amigos no conocía nada de él.  —Claro, toma asiento. —Estefan dijo con tranquilidad y señalo la silla frente a su escritorio, se acomodó mejor en su lugar y disipó sus recuerdos, hace mucho que lo había logrado, ahora no entendía por qué volvían a surgir, pero después se encargarían de eso. Como sea se dispuso a trabajar, era lo que realmente podía ocupar su mente y distraerlo. Dereck Stone formaba parte del comité directivo, era su abogado y ya tenían muchos años de conocerse hasta formar lo que hoy era su amistad, al contrario de él, Dereck era más alegre y risueño, aun así, nadie conocía su verdadero yo y no deseaba que nadie lo hiciera, aún fueran muy cercanos. —Todo está en orden, los desarrolladores tendrán el prototipo en una semana, tendremos tiempo de corregir cualquier error para el día de su lanzamiento. —Dereck le informo y él asintió mirando los documentos que le acaba de entregar con el reporte de la nueva App. Este era el proyecto de su vida, así que estaba poniendo suma atención a cada detalle. —Glenn se encargará de encontrar a la modelo para la campaña de marketing —exclamo el azabache, sin levantar la mirada, su asistente siempre era de una gran ayuda. —Confías demasiado en ese asistente tuyo. ¿No? —Dereck alzo una ceja sugerente, sabía a lo que se refería y Santoro negó rotundamente.  —No es lo que imaginas, Glenn es un buen elemento, solo eso —Estefan dijo esta vez levantado la mirada para verlo serio, diciendo la verdad, su asistente era demasiado competente y jamás lo había decepcionado, pero esa tarde sabría qué había hablado demasiado rápido o por primera vez. —Perdón Señor. —Glenn irrumpió en la oficina, se notaba preocupado mientras miraba a ambos aludidos con cierta preocupación. Estefan había visto solo una vez esa mirada en Glenn y fue cuando no pudo conseguir su Kirguiz blanco para el evento de gala en Milán. Así que pudo prever la molesta situación.  —¿Nos disculpas? —Santoro miro a Stone y este asintió dándole una palma dita en la espalda. Si lo había entendido, él seguía pensando que su amigo veía en su asistente más que solo un empleado, el chico conocía más a Estefan que el mismo, y tenía que admitir que a pesar de ser amigos él no lo había llegado a conocer a ese punto. —Nos vemos Glenn —Dereck se despidió y este asintió con una reverencia. Era momento de marcharse. —¿Qué ha pasado? —su jefe preguntó atento a su respuesta. Glenn boqueó tratando de creer en cómo se lo diría, había estado todo el camino con ese mismo pensamiento y hasta ese momento seguía con la misma incógnita, aunque supuso que lo mejor era ser directo sin tanto rodeó.  —Lo siento tanto, señor… —Primero se disculpó. —No quiero oír excusas, solo dime que paso —Estefan exclamó reteniendo su molestia. Sabía lo mucho que le molestaba que se escuadra ante las disculpas. —La prepago… la chica no pude localizarla —dijo apenado—. Traté de hablar con el dueño del lugar, pero me negaron la entrada, dicen que el Señor Bruno no atiende a cualquier persona. —Glenn dijo y luego bajo la mirada.  Estefan tenso la mandíbula, no se había esperado eso, hoy más que nunca necesitaba desahogar su estrés. La necesitaba con urgencia. —Ofrecieron mandarle otra prepago si es que usted… —Glenn fue cruelmente interrumpido. —¡Basta!… la quiero a ella. Supongo que tal vez se tomó el día libre. —Estefan trato de tomarlo con calma, no era el fin del mundo, pero cuando Glenn desvío la mirada, supo qué era otra mala señal para él. Se acercó lentamente hasta su asistente mirándolo desde arriba con seriedad. Era mucho más alto, así que el chico era diminuto ante él. —¿Qué no me estás diciendo, Glenn? —pregunto expectante—. ¿Tendré o no a esa chica?  —Investigue un poco con algunos de sus compañeros, me dijeron que Hana hizo algo que no le gusto a su jefe y que esté la había castigado fuertemente. No estará disponible en varios días —Glenn menciono las últimas palabras de forma sensible. Solo Dios sabía que tanto estaba sufriendo la pobre chica en ese momento.

De pronto Estefan dejo de fruncir el ceño por el enojo de no tenerla y empezó a pensar en cómo debían de estar castigando a la chica. No dijo absolutamente nada, sin embargo, apretó sus puños con furia, no podía imaginar a la hermosa rubia llorando, no lo podía tolerar, pero entonces freno cuando se empezó a sentir extraño y se asustó.

Le asusto, lo que sintió al saber que Hana podría estar lastimada y sufriendo, Estefan Santoro no podía sentir apego por nadie y menos por una prepago que apenas conocía, pero no pudo reprimir lo que en su pecho empezaba a nacer y sin meditarlo mucho le puso nombre. Lástima, si ese era el sentimiento desconocido que sentía, Santoro no podía sentir nada más que solo lástima por ella. Porque de no ser así él estaría empezado a sentir y él no sentía.

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