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Capítulo 5

—Estefan, tanto tiempo sin verte. —Catherine lo saludo con una gran sonrisa y unos ojos coquetos.

Verlo después de mucho tiempo fue muy grato, tenía que admitir que el azabache se veía muy bien, mucho mejor que la última vez que se vieron, bueno de eso ya habían pasado más de quince años, Estefan era un adolescente al igual que ella, pero algo había cambiado, sus ojos no eran los mismos, eran más fríos y distantes.

Estefan asintió secamente mirando su Louis Moinet, eran su hora de comida, lo tomaría como tal mientras Catherine le decía que era lo que quería, tenía tiempo necesario para terminar con esto lo más pronto posible y llegar a la reunión con Dereck.

—Inna no me dijo lo guapo que te habías puesto —Catherine dijo tímida poniendo su cabello detrás de su oreja, mientras seguía observando a Santoro.

Ella estaba pensado en lo tonta que había sido al terminar con él, aunque había sido a causa de seguir con su carrera de modelaje.

Tuvo que salir de su zona de confort y mudarse a la ciudad antes de que él lo hiciera también, recordó cómo le había roto el corazón, aunque era más que una amistad que un verdadero amor, ahora no lo reconocía, estaba totalmente diferente, era como si no fuera él exactamente y le dio curiosidad preguntar que había pasado con él.  —Tal vez es el porqué no la he visto en 15 años. —Estefan dijo irónico e indiferente y tomó la carta leyendo el menú.

Parecía ser un poco más interesante que la plática de Catherine, Estefan la recordaba bien, era esa chica que su mamá le gustaba para su novia, sí, él solo le daba gusto a Inna, haciéndole creer que la quería, cuando en realidad él jamás había podido querer a nadie.

A esa edad era un hijo complaciente, no le quedaba de otra, así que solo había sido un buen pasatiempo. Catherine siempre había sido el tipo de chica que se pensaba, la más bonita, la inalcanzable y con sueños exorbitantes que nunca pensó que realizaría, para la sorpresa de Estefan había logrado lo que quería y tenía que reconocerlo, era alguien que mucha gente conocía en los círculos sociales. Después de tanto tiempo se vinieron a encontrar, había escuchado de su trabajo, pero él no tenía el suficiente interés para buscarla, era como cualquier otra persona.  El azabache ordenó casi enseguida, era su restaurante favorito, así que ya sabia que pedir, tenía el tiempo limitado, al menos comería en esta pérdida de tiempo. Estefan siguió esperando que le dijera cuál había sido la razón de que pidiera una cita con él, creía que el pasado se había quedado allá y que el hecho de que ni siquiera la hubiera buscado estando en la misma ciudad daban entender que no quería ninguna relación, de ningún tipo con ella. Tal vez esa había sido la razón de por qué había aceptado verla ahora y dejarle las cosas más claras. —Mejor dime que hago aquí —Estefan continuó, tomando de él Grape Wine Dry. Era un buen vino para acompañar su comida, era uno de sus favoritos, así que se lo tomo con mucho gusto, al menos disfrutaría de eso. Su acompañante se acomodó mejor en su asiento y lo miro cautelosa.

Estaba nerviosa, ya que había escuchado de Estefan Santoro, el prestigioso y multimillonario Ceo de la empresa más exitosa en Chicago. La elegancia era lo que más desprendía de su, pero esa aura misteriosa le ganaba a todo lo demás, pensó que lo que decía de él era solo mitos, ahora que lo podía observar de cerca tenía que admitir que cuando escucho decir que era un hombre intimidante y que incluso causaba escalofríos con una sola mirada decían la verdad.

En ese momento no sabía cómo iniciar la conversación, se miraba las manos y se acomoda en su lugar, lo cual era un poco extraño en ella, ya que Catherine siempre fue una mujer segura de sí misma, imponente y llamativa ante los hombres, lamentablemente con Estefan no podía ser así y eso poco a poco la frustró un poco. Así que era tiempo de poner las cartas sobre la mesa y ver que pasaba al respecto.  —Tu madre cree que es momento de… bueno, ya sabes —Estefan frunció el ceño, expectante ¿Su madre? ¿A caso ella había habla con Inna?

Eso era algo bueno, todo este tiempo trato de mantener su pasado donde estaba, no quería saber de nadie y menos de su madre, ahora venía ella y se lo recordaba como si fuera cualquier cosa. El azabache soltó el cubierto de su mano y limpio su boca con algo de brusquedad, eso si había arruinado por completo su comida, entonces la miro de mala gana, Catherine se dio cuenta de su semblante, seguía mirando sus manos.

—Como decirlo… de que formes una familia y que mejor para eso que alguien que ya conoces. Sabe lo que ambos teníamos antes…

Estefan no cambio su semblante, seguía molesto, sin embargo, no sé preocuparía por esconder lo que realmente sentía, no como él hubiera querido demostrar, en otras circunstancias, Catherine ya estaría sobre el respaldo de su sillón mientras la azotaba con el cinturón, sabía que no podía perder el control y menos delante de la gente.

Aguanto cada uno de sus impulsos, y apretó su mandíbula cuando recordó a su madre, esa que lo ignoro por años cuando apenas era un niño, ahora mandaba a alguien para querer darle órdenes. No sabía si reír de rabia. ¿Quién se creía? El azabache suspiro pesado tratando de tranquilizar su enojo e inspeccionó mejor a Catherine, debía distraerse, y ella era lo que tenía al alcance. Era bonita y tenía buen cuerpo, era modelo, tenía que tenerlo, por su forma de actuar y de acercarse sabía que ella estaba interesada en él, nada nuevo, a todas las mujeres les atraía el aura de chico malo que desprendía.

Solo había un problema, él no estaba interesado en ella, ni siquiera para tener sexo, no lo haría, ya que pondría al descubierto su secreto, y el sexo casual ni siquiera se le apetecía, era algo en lo que no se arriesgaría y bueno ¿formar una familia? El mismo se dio risa, y pesar en esa posibilidad era casi un chiste, casarse no estaba en sus planes, ni ahora ni nunca, él moriría soltero y completamente solo, eso lo daba por hecho. No había nadie que valiera la pena para él, solo existía su propio placer y nada más. Nada podía llenarlo completamente como lo hacía ese acto tan extraño, nada había funcionado para él y si estaba bien con eso seguiría hasta que no pudiera más. Lo realmente preocupante era que su madre hubiera mandado a Catherine para seducirlo. No cabía duda que esa señora no lo conocía en lo absoluto, jamás lo hizo, jamás le importo su bienestar, ni aun siendo niño y ahora se preocupaba por su descendencia, para él, era no tener vergüenza. Solo acepto verse con Catherine como un favor personal, no podía venir a ordenarle cosas cuando él era cien por ciento independiente y si Estefan decía que no así debía ser. Lo sentía por la chica, ya que sería cruelmente despreciada.  Santoro comenzó a comer tranquilamente otra vez, mientras escuchaba lo que tenía que decir, pensó que era mejor tomar las cosas con calma y dejar que la chica hablara tanta sandez. Catherine le contó sobre su madre y como había realizado una misa la semana pasada por el aniversario de la muerte del señor Santoro y como Inna había esperó su presencia. El azabache río con amargura, ella sí que quería arruinarle no solo la comida sino el día entero.

Estefan negó completamente, no sabía hasta qué grado podía llegar su desfachatez, jamás volvería a Clovelly y menos a visitar la tumba del hombre que lo crio e hizo su vida, un infierno infinito del que le costó mucho salir y que aun después de haberlo hecho seguía sintiendo que seguía en ese mismo lugar oscuro y depravado.

Que estuviera muerto era lo mejor que le había pasado en la vida y recordarlo era lo que menos le gustaba. Era un bocado amargo que solo le daba mucho más rencor. Catherine había podido hacer lo que no cualquier podía, y era hacerlo, recordar y sentir lo que él muchas veces luchaba por olvidar, definitivamente el haber ido a ese sitio fue un error y se arrepentía de ello.

—Siento mucho que mi madre te haya hecho venir hasta aquí para perder el tiempo, lo cierto es que no me interesa comenzar una relación ahora ni nunca. —dijo Estefan terminado su copa de vino mientras la miraba directo a los ojos y totalmente seguro de sus palabras. La azabache bajo la mirada, triste. O al menos trataba de que el azabache sintiera pena por ella, no creía que su corazón fuera de piedra, Catherine no conocía qué grado de dureza tenía el corazón de Estefan. Como lo había dicho Santoro, ella perdió su tiempo completamente porque nada haría que él sintiera algo, ni siquiera lástima por alguien.

—¿Sales con alguien más? —Catherine musito con tristeza. Estefan entonó los ojos, ¿No había sido claro? Parecía que no se iba a dar por vencida. Esto sería más molesto de lo previsto.

—Dicen que eres recatado y que jamás te han conocido una relación, pero no puedo pensar que todo este tiempo te hayas mantenido soltero, dime ¿tienes una relación secreta y es por eso que me rechazas? Porque es la única explicación lógica que le encontraría a tu rechazo.

La azabache no suponía que pudiera despreciarla de esa forma, ella era Catherine Wood, a caso no la había visto ya, era hermosa y que decir encantadora y tierna, él debía estar sobre sus pies. Estefan sonrió sin creer que ella fuera tan frívola. No tenía tiempo ni ánimo para explicaciones, así que solo le dijo lo que quería escuchar. Era mejor ahorrará tiempo que seguir con este juego que se estaba poniendo más insoportable y tedioso. —Me has descubierto, en efecto tengo a alguien y es por eso que no puedo aceptar tu proposición. Dile a Inna que mis parejas las escojo yo —Estefan lo dijo hasta un poco gracioso y sin titubear.

Ya se había cansado de esta charla, así que se paró de su silla, acomodando su traje fino, sacó efectivo de su cartera y lo puso sobre la mesa mientras observo serio a Catherine.

—Yo Invito no te preocupes. —Terminó de decir y salió del restaurante sin dejar que Catherine dijera algo más.

Esta se quedó casi con las palabras en la boca, era una locura porque él había ordenado todo y ella solo había tomado una copa de vino y se atrevía a humillarla de esta forma.

Esto era caso inaudito, se sentía tan lastimada, sobre todo el ego que se cargaba estaba más que molesta. Así que mientras veía la salida por donde había salido Estefan apretó sus puños y mordió su labio, esto no se quedaría así, nadie despreciaba a Catherine Wood y eso lo podía jurar, ya le enseñaría a Estefan lo que había dejado ir y haría lo qué fuera necesario para que Santoro se arrepintiera de lo que había hecho.  De regreso en su oficina y con el humor exaltado por el recuerdo de su padre, trató de olvidarse del mal rato que le había hecho pasar Catherine. Tomó asiento en su silla y respiró profundamente cerrando los ojos.

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