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Capítulo 12

—Claro, mi corazón es el dueño de todo ese imperio. —Mia frunció un poco la mirada, sin desviarla de Lort, el carraspeo su garganta.

—Olvide decirte que contrate los servicios de la empresa de Cohen para la remodelacion de los nuevos hoteles en Central Park. —Miranda lo miró expectante.

—¿Por qué no me lo habías dicho? Sabias lo que había hecho para conseguir una cita con Mia. —Se escucho molesta.

—Su socia es la que está llevando el trabajo, tu especificaste en que no querías a nadie más que a Mia para esto. —Se escudo y había hecho una buena jugada, ahora podría decirse que Mia no tenía por qué sospechar si era claro con las cosas. Que ingenuo.

—Miranda es tan buena o incluso más que yo, ella hará un estupendo trabajo con usted. —Mia alzó una ceja. Solo quería que supiera que sabía su secreto. Lorg volvió a carrapear su garganta.

—Bueno las dejo, estoy un poco cansado, así que iré a darme un baño y luego bajaré a la cena. —Madison asintió feliz.

—Por que no te quedas a cenar. —La rubia le ofreció—. Ana, mi cocinera cocina estupendamente.

—Gracias, pero ya tengo planes con mi novio. —Lort se vio aliviado, ahora que sabía que Mia podría estar enterada de todo, la idea de que trabajará para su esposa no le estaba agradando. Este camino hacia las escaleras, dándole una última mirada a Mia—. Debería irme, estaré en contacto contigo en cuento tenga las muestras para que puedas escoger algo a tu agrado ¿si?

—Si, me encanta. —La abrazo fuerte. Sería difícil lidiar con el secreto de su amiga y más si trabajaba con Madison.

El mesero la llevó a su mesa correspondiente, había llegado un poco tarde, Bruno estaba esperando por ella y apenas la miro le dedidoco una morada serena. Una que no trasmitia absolutamente nada lo cual no le decía que iba a pasar a continuación. Mia se sentó en frente de él, Dallas ya había pedido una copa de vino, no la había esperado, haciendo que la chica soltara un puchero.

—Hola amor. —Bruno siguió con el mismo semblante.

—Llegas tarde...

—Si, discúlpame. Tuve una cita con una cliente muy importante...

—¿Sabes por qué estas aquí? —La interrumpió. Mia se quedó pasmada, estaba hablando muy seco. Ahora si se preocupo.

—Realmente no, no se por que estamos aquí. —Bruno se acercó a la mesa y subió sus codos a esta, para apollar su barbilla.

—Siento mucho lo que paso anoche. Siento que todo haya salido mal. —Soltó un suspiro y se volvió a acomodar en su asiento mientras Mia estaba sentada tal cual había llegado, sin moverse, tenía un mal presentimiento de todo eso—. Pero... no podemos seguir como ahora...

—No lo digas... —Mia trato de detenerlo cuando el final pareció inminente.

—Perdóname Mia, no puedo seguir con esta relación. —Bruno lo dijo serio mientras Mia sintió un dolor alojarse en su pecho, fue tan intenso que en verdad el dolor se volvió físico. Creyó que estaba soñando, no, era más vien una pesadilla con su más grande terror.

—Bruno, no me hagas esto... Yo te amo. —Mia trato de tomar la mano de su amado pero este la alejó, no tenía planeado dar marcha atrás.

—Si me amaras tratarías de arreglar nuestra relación, pero siempre resivo una negativa de tu parte a todo lo que quiero hacer. —Mia estaba en un dilema, sabía perfecto a que se refería. La propuesta de Tara era la solución a todo. ¿Lo era?

—Bruno, no puedo... —Dallas se paró estrepitosamente.

—Adios Mia. —Dio media vuelta y antes de dar un paso, Cohen lo detuvo.

—Espera por favor... —Bruno se quedó quieto mientras trato de escoder una gran sonrisa—. Acepto, lo haré por nuestra relación. —Este se giró de nuevo y tomo asiento en la silla tomando las manos de su aún novia.

—¿De verdad lo harás? —Mia se mordió el labio y asintió nada convencida, pero todo lo haría por el amor que le tenía a su novio, esta vez Bruno sonrió ampliamente. El había planeado todo ese teatro, no estaba en sus planes dejar a Mia, ni siquiera lo estaba considerando, solo había usado la manipula para convencerla y que aceptara de una buena ves por todas, claro estaba que podía correr el riesgo que todo hubiera salido mal, para su buena suerte no fue así.

Ahora ambos iba de camino hacia el club de Tara, donde los aludidos los esperaban después de que Bruno le mandara un mensaje, todo estaba planeado. Mia jugaba con sus dedos durante el camino, estaba nerviosa, no sabía exactamente qué pasaría después de aceptar hacer lo que querían. Solo una cosa la tenia impaciente, vería de nuevo a Logan. ¿Estaba bien sentirse nerviosa por eso? Recordó las palabras de su amiga, despejarse un poco. No era exactamente la idea que tenía de ese concepto, pero ahora ya no pidia retractarse, Bruno casi la iba a dejar por eso, y estaba segura que si se negaba de nuevo lo perdería para siempre y eso no lo podía permitir, lo amaba mucho más de lo permitido y haría lo que fuera por el, incluso un intercambio de pareja.

El club estaba casi vacío, era Lunes a las ocho de la noche, era más que predecible. Bruno tomó a su novia de la mano y caminaron hacia dentro del lugar, Brox, el tipo que cuidaba la entrada simplemente lo saludo y lo dejo entrar como la última vez.

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—¿Estas segura que vendrán? —Logan estaba impaciente, y ni el mismo sabia la razón.

—Bruno dijo que la había convevido. ¿Por qué tan impaciente? —Tara se acerco a su novio y le tomó la solapa de su chaqueta de cuero mientras esté fumaba un cigarrillo.

—Solo no quiero perder el tiempo. —El trato de ignorar su propio malestar y siguió fumando. Tara le sonrió.

—Te gusta ¿no? —Tara no pretendía sonar celosa, solo era extraño la forma en la que Logan se había interesado en Mia, muchas veces habían hecho eso, cuando se pidia se la pasaban bien y cuando no, simplemente lo dejaban pasar y ya estaba, esta vez había sido diferente para ambos, si, ella también le gustaba mucho estar con Bruno, y no pensó que su novio también le iba interesar mucho estar con Mia.

—¿Qué dices? —Apagó su cigarrillo y se alejó de Tara para acercarse a la ventana. No pidia ser tan obvio. ¿Qué le pasaba? incluso el mismo no se reconocía.

Ambos se giraron sobre sus talones cuando un par de golpes se escucharon sobre la puerta de la habitación.

—Llegaron. —Tara musito y abrió la puerta. Estaban ahí, tal y como había dicho el castaño. La castaña los dejo pasar, Bruno no soltó a su novia de la mano, incluso cuando se encontraron con Logan, hizo más fuerte el agarre.

Mia miró a Logan y viceversa. Sabía lo que significa que ambos estuvieran ahí, ella había aceptado. Los ojos incautos de Logan se apasiguaron un poco cuando Cohe sonrió con disimulo. Tara aplaudió para apaciguar la escena ya que ninguno de los dos aludidos se dio cuenta de que Bruno estaba observando se cerca aquel intercambio de miradas entre ambos. El castaño sólo se recordaba a sí mismo por que lo hacía, era verdad que le encatanba estar con Tara y eso de esconderse no era tan divertido, pero también pidia ser verdad que un poco de libertad podría cambiar demasiado la relación entre ambos o al menos eso esperaba que pasara.

Tara se puso en medio para llamar la atención.

—Ya sabemos porque estamos aquí, así que por que no hablamos de las reglas...

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