Read with BonusRead with Bonus

Jade


Maximilian Dahl:

Después de la muerte de mi esposa, mi familia cree que debería volver a casarme y a tener un heredero ya que con Juliana no pude tener hijos.

Como si ellos pudieran de alguna manera influir sobre mis decisiones.

Bufo por lo bajo sumamente molesto por el duro día que tuve hoy y doy un largo sorbo al whisky que sostengo. Siempre he sido la cabeza de la familia.

De hecho todos desde mi nacimiento sabían que yo sería el protector de la familia Dahl pero no es sencillo hacerlo cuando todos y cada uno de mis familiares creen tener derecho sobre las decisiones que tomo a nivel personal.

Me casé con Juliana cuando ambos teníamos veintiún años.

Ninguno de los dos estaba enamorado del otro. Nos casamos por intereses de la empresa de nuestros padres y yo además quise darle un apellido al hijo que ella había dado a luz aunque él no fuera mío.

Desafortunadamente el niño murió y para Juliana el mundo se oscureció.

Se obsesionó con tener más hijos. Incluso yo quería que saliera embarazada pero nunca se dio. Mi mujer murió de depresión y todos creen que me afectó al punto de que no quiero tener una relación estable.

Efectivamente echaba de menos a Juliana pero ella era más una especie de amiga para mí que una esposa y aunque mi familia diga lo que diga no volveré a casarme.

No cuando ahora sé lo que es el matrimonio.

¿Por qué casarme cuando hay tantas mujeres disponibles hoy en día sin necesidad de un anillo? Sus pensamientos arcaicos no me influyen. Si quisiera un heredero esos serían mis sobrinos.

El resto pueden irse al diablo.

He levantado la empresa de mi padre casi desde los confines del infierno y soy el único con derecho sobre la empresa así que ellos pueden lloriquear todo lo que quieran  pero yo estoy a cargo.

Doy un paneo aburrido por el bar al que me invitó mi mejor amigo. Răzvan, su hermano, es el dueño del lugar.

Rashim no deja de hablar sobre las preciosas mujeres del lugar pero no estoy interesado. No quiero tener nada que ver con una prostituta.

No es que esté en contra de su trabajo pero yo no necesito pagar por sexo.

Simplemente lo obtengo.

— ¿En serio no te gusta ninguna de ellas? Maldita sea, debes estar loco. Todo esto parece un paraíso.

—Quizás para ti lo sea Rashim pero no tenemos la misma definición de paraíso —le digo antes de acabarme el whisky y llamar a una chica que se acerca de forma sensual a nosotros pero yo no presto demasiada atención.

Si vine aquí fue a distraer mi cabeza y acompañar un rato a mi mejor amigo.

—Buenas noches, dama. ¿Podrías traernos un par de whiskys más, por favor?

A la mujer le brillaron los ojos al mirarme y una gran sonrisa se extendió por su cara.

Movió sus pechos de forma vulgar probablemente para que yo los mirara pero eso lejos de agradarme cumplió una misión completamente diferente.

—Por supuesto caballero, ya se los traigo.

Me guiñó un ojo y escuché a Rashim reír a mi lado pero lo ignoré.

La misma mujer hermosa que presentaba los bailes había aparecido otra vez para hacer venir a una chica nueva.

—Jade— la había llamado y por alguna razón me quedé intrigado hasta que ella apareció con su cuerpo cubierto tal y como comenzaba una bailarina exótica sólo que ella era diferente.

De alguna manera podía sentirlo.

Atrajo mi atención directamente hasta ella hasta el punto que no pude volver a apartar mis ojos a ningún otro lugar porque yo estaba presenciando el baile de un verdadero ángel que me había cautivado aún sin el menor esfuerzo.

No sé cómo esa chica lo hizo en un segundo pero me gustó. Me gustó con tanta fuerza que ni siquiera yo pude entenderlo.

Entonces me quedé perplejo, admirando su perfecta figura como un chico enamorado.

¿Cuán absurdo puede ser que esta chica extraña me llame la atención de la manera en que lo hace?

Sus movimientos son elaborados.

Perfectos.

No es vulgar.

De hecho se mueve como una ninfa del bosque.

Dulce. Pacífica. Pero al mismo tiempo es coqueta. Preciosa. Elegante.

No sé cómo describirla a la perfección.

El misterio es parte de ella por lo que imagino que es eso lo que más me ha gustado.

Apretó mi mandíbula deslizando mis ojos por todo su cuerpo juvenil y me detesto por sentirme profundamente tentado.

Ni siquiera presto atención a la mujer que me trae la bebida que le pedí.

Me limito a ignorarla perdiéndome en el movimiento de ese cuerpo femenino danzando sin miramientos.

Ella no es tímida.

Lucir inalcanzable yeso es estimulante sin embargo no emito ni siquiera una palabra.

Tomo el vaso en mi mano para luego de eso dar un largo trago que me quema la garganta.

No lo demuestro. Me manejo impasible. Indiferente.

Mis ojos están clavados sobre ella posiblemente quedándola pero eso es algo que no pienso admitir aunque aún así me cuestiono ¿Qué demonios está pasándome?

¿Por qué esa chiquilla puede despertar algún interés en mí?

Es sencillamente absurdo.

Veo el movimiento de sus cadera.

Como su pelo se mueve por su espalda cayendo libre hasta su cintura de la misma forma en que sus pechos rebotan con cada balanceo tentador.

Gruño por mis pensamientos irracionales pero es aún peor cuando los hombres vulgares del sitio comienzan a decir cosas sucias sobre ella.

Una vez más me llevo la bebida hasta los labios tensándome.

Sintiéndome enfermo con todas las estupideces que decían.

Y lo que es peor.

Yo mismo quería defenderla.

— ¿Quién es ella? —le pregunto a Rashim a mi lado sin apartar mis ojos de ella antes de que me diera cuenta de lo que hacía.

Apreté muchomás la mandíbula sabiendo que mi amigo no despreciaría la oportunidad de vacilarme por mi interés repentino, ya es demasiado tarde para arrepentimientos. Además de verdad quería saber quién es.

El interés que siento es genuino aunque absurdo.

Como si fuera a hacer algo con esa información.

De repente sentí los los de Rashim clavados en mí con fijeza probablemente listo para burlarse de mí.

Previous ChapterNext Chapter