




6
Ella salió huyendo de allà con los ojos llenos de lágrimas y fue a cambiarse.
Odiaba a los hombres como él. Como su padre a quién nunca habÃa conocido.
Maldito trabajo, malditos todos.
Pensó mientras se sacaba el minúsculo y ridÃculo traje. Se limpió las lágrimas furiosa.
Pasó toda su vida ocultando su belleza de los hombres, en la prepa tratando de pasar desapercibida al punto de que sólo habÃa tenido una amiga. Sólo que su amiga, más inteligente que ella, habÃa logrado entrar a la universidad. Ella no, no habÃa logrado la beca y el dinero destinado para su educación fue para cubrir las cuentas médicas de su madre.
Pensó que incluso con una beca no hubiese podido dejar a su madre. Quizá por eso no le puso mucho empeño al examen SAT.
Se puso una camiseta enorme con un short debajo, tenis y una gorra con visera ocultando su cabello.
Dejó el traje en el lugar de Ximena.
Escuchó que alguien se acercaba por detrás y se dió vuelta. Era Marcus.
— Ya está...— le dijo ella alzando su barbilla con orgullo.
— Perfecto, puedes retirarte si quieres...aquà tienes tu paga...— dijo y le dió el dinero que ella guardó.
— Gracias — que amable. Pensó ella irónica por dentro.
Se dirigió a la puerta trasera para irse.
Se sentÃa sucia, querÃa darse una ducha y olvidarse de todo.
Empezó a caminar yendo hacia la parada del autobús, cavilando en lo que habÃa pasado.
En ese maldito y atractivo hombre que por un breve momento habÃa sido dueño de su cuerpo. Ella era virgen. Nunca habÃa confiado lo suficiente como para entregarse.
Su madre siempre le habÃa dicho que se protegiera de los hombres, que no les creyera asà como ella lo habÃa hecho.
Su madre habÃa sido empleada en una casa de Orange County, y se habÃa enamorado del hijo de la casa. Era joven, atractivo, millonario y la sedujo.
Cuando quedó embarazada, los padres de él se habÃan ocupado de ella. Le habÃan dado dinero para que abortara y desapareciera. Ella intentó explicarle al muchacho pero el jardinero dijo que se habÃa acostado con ella.
Su madre le suplicó a su padre, pero él no le creyó que el hijo que ella llevaba en su vientre fuera suyo. La realidad era que tenÃa una prometida y esa excusa le vino perfecta para deshacerse de ella.
Su madre después de ello, se subió a un bus con destino desconocido.
Tuvo un aborto de camino, ella iba a tener una gemela. Ella milagrosamente sobrevivió, nunca supieron cómo. Su saco se aferró a la matriz de su madre, eran genelas en sacos diferentes.
Finalmente su madre se instaló allÃ. En San Francisco.
Mientras pensaba en todo esto, una limosina se paró a la par suya. Ella estaba escuchando música y mirando al suelo, asà que no se percató de este hecho.
Cuando alguien la agarró desde atrás y la metió adentro a la fuerza, ya era tarde...