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Nikolai Starov era un millonario en ascenso desde que su compañÃa de telecomunicaciones habia sacado un celular que competÃa con iphone.
Le decian el Jobs ruso aunque él no creÃa que fuera para tanto. Su familia habÃa emigrado desde Rusia como refugiados polÃticos.
Tanto su padre como su madre se habian roto el lomo para mandarlo a la universidad y él, como hijo único, no pensaba defraudarlos. Empezó de joven. Ya desde pequeño le gustaba la tecnologÃa y la electrónica, solÃa agarrar de la chatarra vieja: telefonos y computadoras. Y los desarmaba y arreglaba. Sus padres, que se habÃan dado cuenta de su talento a temprana edad, lo habÃan apoyado siempre. Por eso cuando hizo su primer millón con Starov Inc. lo primero que hizo fue comprarles una casa. En ese momento estaban haciendo un crucero por el mundo. Y él era feliz por hacerlos feliz luego de tantos sacrificios. Era su único hijo y estaba contento de poder retribuir de alguna forma todo lo que habÃan hecho por él a lo largo de su vida.
En ese momento estaba en expansión comercial, buscando nuevos horizontes de inversión para su empresa. Otros se quedarÃan felices sobre su mina de oro pero asà no era Nikolai, él querÃa más.
QuerÃa ampliar y expandir su negocio hacia la robotica o hacia los medios de telecomunicaciones. O ambos. El cielo era el lÃmite para él. Eso lo tenÃa muy tenso últimamente, por eso habÃa decidido ir al club. No era cualquier club, era un strip club de lo mejor del valle de San Francisco.
Claro que él podÃa tener a cualquier chica que quisiera, pero aún en las relaciones sin compromiso, siempre terminaban pidiendo más de lo que estaba dispuesto a dar. Y eso solÃa fastidiarlo. No tenÃa ni tiempo ni ganas para eso.
Él no solo era multimillonario y exitoso. Con su 1.85, su cuerpo fibroso. Su cabello rubio oscuro y sus ojos verde jade era un hombre atractivo. Era un amante generoso y estaba bien dotado. Eso lo habian dicho y lo sabÃa. Su verga era, gruesa, y venosa. En definitiva, él para las mujeres era como el boleto dorado en los chocolates de Willy Wonka y lo sabÃa.
Pero tenÃa 35 y ninguna intención de tener un compromiso formal. El negocio era primero ya tendrÃa tiempo para la familia...algún dÃa...eso era lo que él creÃa.
Mientras se divertÃa en "The Paradise" era de lo mejor en strip clubes de San Francisco. Le gustaba ese lugar que se habÃa vuelto tan familiar para él.
Allà iba a bajar las tensiones del dÃa. A veces solo, a veces acompañado de socios o amigos de negocios. VeÃa a las chicas hacer su show sobre las tablas luego elegÃa alguna para un baile personal y generalmente, por una cuantiosa suma de dinero terminaban en su cama.
Aunque dentro del club no estaba permitido acostarse, el dueño sabÃa que eso pasaba. Y Niko sabÃa que las chicas pagaban una comisión al dueño y que de herirlas luego lo buscarÃan los matones del club. Igual él no era de esa clase de persona. Él preferirÃa dejar satisfechas a las chicas, no le iba eso de producir dolor para su placer aunque no era idiota y sabÃa que habÃa muchos hombres que eran asÃ. Pero definitivamente no era el caso de él.
Nunca una chica lo habÃa rechazado...claro que siempre habÃa una primera vez.
Era algo con lo que Niko iba a tener que lidiar muy pronto aunque aún no lo sabÃa.