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Eres una grosera

Se volteó con el cuerpo cargado de calor, todas esas caricias, todos esos besos. Él conocía cómo tocarla, cómo saborearle la piel para desatarla. Era lo que buscaba cada vez: liberarla. Porque cuando lo hacía, derramaba todo lo que tenía, se entregaba por completo, era suya. Lo miró con los ojos tra...