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Un beso

Deanna despertó por unos golpecitos en la puerta. Era Susan, que había ido a ver al niño. Sobresaltada, miró la hora; ya eran cerca de las nueve.

—Susan, pasa… Jonathan aún duerme.

—Lamento molestarlos, Deanna, pero ayer mamá me dijo que el niño no estaba bien, así que vine a verlo.

—Para nada, pasa...