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¡Devuélveme mi celular!

Ni bien salió de aquel baño, se metió en el de mujeres llevándose a varias chicas por delante y al llegar al primer cubículo vacío, se encerró.

—¡Dios!— exclamó un tanto confundida por la situación, ese tipo había descubierto que era virgen y como estúpida dejó que se serciorara de esa verdad.

Bajo la tapa del inodoro y se sentó, echo su cabeza hacia atrás y cerró sus ojos. Necesitaba recomponerse.

No quería pensar, no necesitaba hacerlo.

Aun saboreaba el sabor de su boca y su sexo y cada que la mente le jugaba una mala pasada, se veía arrodillada lamiendo sus testículos con entusiasmo y por acto reflejo, cerraba sus piernas con fuerza.

—Aby, reacioná— se regaña sí misma a te aquel retroceso que logra volverlo a excitarla.

Se incorpora en su sitio y lleva su mano hacia atrás con la intención de tomar su teléfono móvil y avisarle a sus amigas donde estaba. Estaba dispuesta a mentirles sobre lo que había sucedido en ese cuarto, por lo qje se quedaría con el dinero. De pronto se vio riéndose ante el recuerdo de la expresión del chico que si quiera sabe su nombre cuando le contó que fue una apuesta por 10.000 pesos.

Tan pronto se dio cuenta que no tenía el celular en su bolsillo, se puso de pie y comenzó a buscar a su alrededor totalmente desesperada, y es que no podía recordar dónde es que lo usó por última vez, por lo que pudo habérsele caído en cualquier lugar.

—¡Mierda!— Exclamó con ganas de llorar.

Maldijo un par de veces más y dándose por vencida es que salió del baño en busca de las chicas.

Cuando abrió la puerta del baño de mujeres hacia el salón, el mismo estaba repleto de gente, por lo que seria imposible encontrar a sus amigas y al no tener celular no podría avisarles donde estaba.

—Permiso— iba pasando entre la gente directo donde estaba con ellas sentadas, pero en su lugar había un grupo de chicos. —¡Maldita sea!—

Regreso sobre sus pasos y terminó chocándose con uno de los jóvenes que estaban con Dante, el que le gustaba a su amiga, el único que fue amable con ella.

—Discúlpame.

Ella no lo reconoció de primeras, más bien estába preocupada por no saber como regresar a casa, dado que en la funda de su celular tenia su tarjeta SUBE, para el colectivo y sin ella, sin dinero y sin teléfono para poder pedir ayuda, no sabía como salir de esa situación.

—¿Estas bien?— se le acerca el chico y le habla pegado a su oído.

—¿Qué?— se sobresaltó y se hecho la cabeza hacia atrás.

—¡TUS AMIGAS YA SE FUERON!

Tan pronto escuchó lo que dijo y se espantó ¿Cómo carajos regresaría a la casa?

—¡NO! ¿¡QUÉ VOY HACER AHORA!?

El joven no dejaba de mirar cada movimiento. A él le había parecido atractiva. Sus ojos claros, sus labios carnosos. Su cuerpo voluptuoso. Era la primera vez que se sentía atraído por una mujer fuera de los estándares de belleza en el que una chica es considerada hermosa si se le ven los huesos en las costillas y Aby era, además de carne de donde agarrar, era vida.

—¿¡NECESITAS QUE TE LLEVE ALGÚN LUGAR!?

Aby se tomó un segundo para observarlo. Pinta de asesino no tenía, aunque a veces no lo tienen y lo son. La cuestión es que no tenía como volver a su casa y esa era la única opción que se le presentaba.

—¡No vas a intentar propasarte conmigo y esas cosas! ¿No?— él mueve la cabeza hacia un costado y el otro — ¡Ni eres un asesino serial en busca de una nueva víctima! ¿No? ¡Mira que se karate!

Escucharla le dio mucha risa, por lo que le preguntó si se podía acercar para responderle dado que le incomodaba estar a los gritos.

Tan pronto estuvo cerca de su oído respondió:

—No te haré daño. Puedes confiar en mí.

Su aliento caliente chocando contra su piel, hizo que sintiera corrienteselectricas en todo el cuerpo e inmediatamente y casi de modo inconsciente sujetó su brazo y al hacerlo lo acarició suave, haciendo que desvie su cabeza hacia su rostro, y se qieden sin decir nada solo mirándose a los ojos.

Cuando por fin fueron conscientes de que la distancia entre ambos se acordaba por la cantidad de personas en ese sector que no paraban de llegar, es que se echó hacia atrás y sonrió.

—¿Quieres irnos?— ella asintió y fue entonces que él extendió su mano —¡Para no perdernos!— carcajeó y la tomó para salir juntos del lugar.

Por otro lado, tan pronto Aby salió del baño y lo dejó solo, tuvo que masturbarse para poder acabar, dado que lo había dejado tan duro que le dolían los testículos.

Al llegar al clímax, miró hacia un costado notando algo amarillo en el suelo y al recogerlo se dio cuenta de que era un celular.

Tocó el botón de encendido para iluminar la pantalla y se encontró con una foto de una chica sosteniendo un bebé de un par de meses en brazos.

Inmediatamente se confundió, porque la joven es la misma con la que acababa de estar, pero si aparece con un bebé en brazos quiere decir que no era virgen, por lo que no comprendía nada.

—No me he acostado con ninguna virgen, pero estaba tan apretada que estoy cien por ciento seguro que lo es— piensa y analiza —Entonces ¿Quién es este bebé?

Sin más y dispuesto a devolverlo es que se pone de pie y sale para buscarla llevándose la sorpresa de que hay muchísima gente en el VIP y que lo más probable es que no la encuentre. Pero que jodido es el destino que tan pronto miró hacia donde estaba la escalera la encontró y no estaba sola.

—No— susurró para sí mismo al darse cuenta que aquel que la acompañaba no era otro más que su primo, León.

Ambos tenían la misma edad, 25 años y pese a que se llevaban muy bien y andaban juntos para todos lados, eran polos opuestos.

Mientras Dante era un narcisista, egocéntrico, arrogante e interesado, aquél era detallista, pensaba en los demás antes que en él, atento, solidario y todo lo que tenia lo había adquirido mediante su trabajo él cual era de empleado en una tienda de electrodomésticos.

En cuanto Guillen los vio, se enojó, puesto a que Aby lo había humillado y rechazado, siendo la primera vez que se veía en la situación de ser quien ofrezca dinero por que se acuesten con él y verla de la mano con su primo era algo que no podía tolerar. No eran celos, pero Dante era del típico personaje que no sólo no toleraba un no como respuesta sino que no permitiría nunca que lo cambien por alguien tan poca cosa como León, porque al final de cuentas tas, él solo era un pobre joven que apenas si le alcanzaba su sueldo para vivir y él tenía todo lo que cualquier ser humano podía soñar y lo habían rechazado.

Salió a toda prisa sin molestarse en seguirlos, puesto que el enfado le duraba aún. Camino hasta su auto, se subió, lo puso en marcha y se fue sin pensar un segundo en que había dejado a algunos amigos en el antro que no tenian vehículo y él mismo lo había traído.

Tan pronto llegó a su ostentoso departamento, arrojó las llaves al mueble a un lado de la puerta y comenzó a desvestirse para meterse a la dicha. Necesitaba un baño de agua fría. Recordar lo vivido con esa mujer lo había puesto realmente duro.

Mientras el agua mojaba su cuerpo sus manos acariciaban su torso muy bien trabajado, pellizcaba sus pezones y en ese acto, un gemído dejó escapar de su boca.

—Cómo me pones nena.

De pronto visualizo a la joven pelirroja arrodillada ante sus pies, con sus manos sujetando sus piernas y clavando sus uñas, observando con deseo su miembro erecto ante sus ojos y como se re lame los labios con gran anhelo de introducirselo dentro.

—Bésalo— susurra con sus ojos cerrados, inmerso en esa fantasía.

Ella se acerca un poco más y saca la lengua para pasarla por su grande. Otro gemído vuelve a escaparse de sus labios.

Poco a poco va introduciendo más carne en su boca y al hacerlo mueve su cabeza a un costado y el otro, sin dejar de mirarlo con sus ojos claros, haciendo que todo su cuerpo se estremezca ante aquellos excitantes movimientos.

—Sigue..., Dios, no te detengas.

Su boca entraba y salía con gran velocidad. Su cuerpo temblaba bajo sus manos, su sangre hervia quedando todo su interior. Su corazón latía tan rápido que parecía que corría una maratón.

El aire le faltaba, los espasmos no demoraron en llegar ni tampoco esa corriente eléctrica situaciondese e intensificando en su sexo.

—Así nena, así.

Sujeta su cabeza con ambas manos y comienza a embestida con brutalidad.

Adentro y afuera, una y otra vez.

—Me vengo..., oh siii..., me vengo.

Y entregándose al placer, a esos ojos, a esos labios que succionar sin piedad su duro pene, se desarma y en ese instante en el que se deja liberar, se hunde completamente y llena su boca.

Mientras tanto León estacionada su auto en la puerta de la humilde casa de Aby, en el barrio portero de Almagro.

—Llegamos— dice él una vez que apaga el auto y saca sus llaves. Ella lo observa creyendo que ese acto lo hizo con la intención de dejarlo entrar en su casa y enseguida lo puso en su lugar.

—Yo te agradezco que me hayas traído a mi casa, pero eso no quiere decir que voy a darte otra cosa. Si tienes eso en mente, pues te equivocas.

León no dice nada, si quiera sonríe puesto que aquel comentario lo ofende. Él solo pretende día bajarse del auto y acompañarla hasta la puerta, esperar a que ingrese al edificio y luego regresar a su vehículo. Es que era tarde y no se permitiría que algo le suceda.

Por otro lado, le había gustado. Una mujer con esas curvas, esa mirada y ese andar que la muestra segura de sí misma había logrado gustarle y aunque las ganas de poder tocarla y besarla eran muy grandes, jamás le faltaría el respeto a ninguna mujer.

—Es tarde y quiero asegurarme de que entres sana y salva a tu casa— habla molesto sin mirarla.

—Me se cuidar sola— responde del mismo modo, pero no haciendo caso a lo que dijo, se baja para abrirle la puerta del copiloto y ayudarla a bajar.

La acompañó hasta la puerta y justo antes de que ella ingrese, le respondió:

—No soy del tipo de hombre que se aprovecha de las mujeres. Me gustaste, sí, pero no voy a pedirte nada a cambio por haberte traído. Ahora, que estas de tío de tu casa, me retiro. Buena suerte— dice serio y se da la vuelta y justo en ese mismo instante, arrepentida le habla.

—Abigail— León se detiene y gira sobre sus pies —Aby y perdóname. No pase un buen momento en el antro y terminé por agarrarmela contigo.

Él solo asiente y muestra una media sonrisa forzada, en tanto ella se acerca y le da un beso en la mejilla y le ofrece subir a tomar algo, pero se niega y se marcha.

—Qué tonta eres Aby, que tonta que eres.

Tan pronto ingrese a su departamento, pasó por la habitación de su abuela para verificar que todo estuviera bien y que no necesitara nada.

Ambas vivían solas. Nunca conoció a su padre y su madre la dejó cuando se enamoró de un hombre mayor y éste la quería a ella, pero no a su pequeña de 7 años, por lo que se fue dejándola abandonada con su abuela. No odiaba a quien le dio la vida, pero no la quería cerca de ellas.

Se dirigió a su cuarto y busco la ropa para descansar, no sin antes darse un baño, y es que estaba mojada aún y la sensación ya se había vuelto extrañamente rara. Pero solo proyectarse una hora atrás, con ese engreído encerrada en aquel baño y su cuerpo comenzaba a manifestar la misma excitación que en aquel baño.

—No puedo negar que si no supiera controlarme aún estando excitada, hubiera terminado por acostarme con él.

Se desviste para ingresar al baño, pero en ese momento un ruido la sobresalta. Era su otro teléfono.

Sus patrones, los padres de Luca, le habían regalado un teléfono último modelo dado que el que tenia andaba mal y por eso tenia dos en uso. Aunque solía tener el viejo para ir a lugares como al que había ido esa noche con sus amigas y maldecía el haber llevado al nuevo.

Sin más saca del cajón el móvil y lo arroja sobre la cama para luego envolver su cuerpo en una toalla y fijarse quien escribió.

"Muy lindas fotos. Especialmente la del conjunto azul"

Sus mejillas se pusieron rojas como tomate al recordar que en su galería de fotos tenía decenas de imágenes con ella luciendo prendas sexis.

"Aunque el conjunto rojo te ves mucho mejor"

"¡DEVUÉLVEME MI CELULAR!" le exige directamente en un audio.

Espera a que lo lea y tan pronto aparecen los dos tildes azules, un "Gravando audio..." aparece.

—Por favor Dios mío, que no sea quien creo que es— algo le aseguraba que se trataba del arrogante con el que intimó en el antro y el audio lo confirmó.

"Las cosas se piden con respeto y calma, bonita. ¿Ya pensaste en mí propuesta? 15.000 dólares por abrirte de piernas ante mí"

Escucharlo hizo que la sangre le hierva y no pudiendo gritarle como lo merecía terminó por apretar sus dientes, pero hacerle saber lo enojada que estaba.

"Escúchame bien, maldito egocéntrico ¡Devuélveme mi celular si no quieres que te denuncie por robo!" Vuelve a insistir pero a él poco le importa su amenaza y se lo hace saber.

"¿Y decirle que lo perdiste mientras te abrías de piernas as para mi y metía mi lengua entre tus labios para degustar tu humedad? Claro, le darán curso de inmediato a la denuncia. No me hagas reír. Te avise lo del celular para que te quedes tranquila que mañana te lo llevo a tu trabajo"

"¡NI SE TE OCURRA! dime donde ir a buscarlo e iré en persona" sentenció con firmeza y enseguida no demoro en llegar un mensaje de él.

"No. Si lo quieres, te lo llevaré al trabajo o que ¿Temes que tu novio sepa que lo perdiste mientras nos dábamos placer?"

¿Qué demonios le decía? ¿De qué novio le hablaba? Aby no había tenido pareja nunca por lonque siquiera tenia fotos con hombres en su móvil. No había cómo inferir aquello ¿O sí? De inmediato le respondió:

"Mira, maldito idiota arrogante, mi vida privada no te importa y Devuélveme mi celular"

"Yo nunca dije que me lo quedaría. Es demasiado básico y fuera de moda como para quesarmelo. Además, ¿Por qué robar esta baratija cuando puedo comprarme decenas mejores que este modelo viejo" contesta despectivo haciendo enfadar aún más.

"No me pongas nerviosa y dime donde ir a buscarlo"

"Debo dormir, he quedado muy agotado en el día de hoy y necesito reponer energías para mañana. Te llevo este aparato al mediodía" escucha que le habla pasando por alto su enojo y exigencia.

"¡TE VEO EN EL LOCAL Y TE SACO A PATADAS!" Espeta fuera de sí.

"Si quieres tu celular de vuelta, será como yo desea sino, puedes ir aceptando mi.oferta de acostarte conmigo para dejar de ser una tonta virgen" esto último la hizo perder la razón y por impulso responde algo que la deja en evidencia por completo.

"¡NO SOY UNA TONTA, ESTÚPIDO E IMBECIL!" fue solo darse cuenta de lo que había dicho que quiso borrar el audio, pero ya lo había escuchado y contestado.

"¡¡LO SABIA!! Vamos, se que te mueres de ganas por que te folle bien rico"

Escucharlo hizo que sus pezones se pusieran duros y su humedad la hiciera sentir más excitada. De todos modos, no le haría saberlo y para callarlo, volvió darle en el ego.

"Cierra la boca y ya te he dicho que ni aunque estuviera necesitada me apostaría con un tipo que tiene su miembro torcido" y ahogó una carcajada.

Por su parte él no dejaría pasar ese comentario y buscando la guerra, cansado de que se le hiciera gracia un detalle insignificante como ese, le suelta algo que no debió haber dicho.

"Siéntete agraciada de que te ofrezca dinero por hacerte el favor de convertirte en una mujer, porque a tu edad y aun virgen... deberías de mirarte un poco al espejo para darte cuenta de por qué todavía no te han tocado"

No lo pensó y se lo envió. Él no era de ofender a las mujeres y menos por un aspecto físico, después de todo sostenianque todas ellas eran hermosas y perfectas, pero Aby seguía menospreciando y dándole dándole su virilidad por lo que en un ataque de ira le dijo todo aquello sin ser consciente de cuanto iría a afectarle.

"¡¡¡HIJO DE UNA GRAN PERRA!!! ¡¡¡MÉTETE EL CELULAR POR DÓNDE NO TE DE EL SOL!!!"

Y sin esperar respuesta, lo bloqueó.

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