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La maté.

—Amor, por favor, no es necesario que hagas esto. Dejala en el pasado.

—¡No! Me aguante su rechazo durante 22 años. Le abri las puertas de mi casa, de mi corazón y lo único que quería era meterse en tu cama.

¿Entiendes eso? —él asiente con tristeza— Entonces no me detengas. Yo la había perdonado, si...