




"Bailame sexi"
Tan pronto detuvo el auto él se giró para observarla en silencio lo cual le incomodaba demasiado y sin ser consciente de ello, se lo hizo saber.
—No me mires, me hace sentir incomoda— no respondió, simplemente se acercó poco a poco y esta vez ella fue la que giró su cabeza para un lado.
—Vamos y terminemos con esto de una vez.
Lo dijo de una manera tan fría que le hizo sentir mal, pero no debía demostrar debilidad y debía procurar que no encuentre las pastillas, con las que soñaba poder zafar.
—¿Me vas hacer esperar mucho?— Pregunta despectivo.
Se bajó del vehículo y caminó detrás mientras él lo hacía de modo rápido y si esperar a que pase primero al abrir la puerta.
—Idiota— murmuró cuando al llegar a la puerta la misma se le cerró en la cara.
De mala manera la volvió abrir y dando pasos fuertes es que llegó hasta donde estaba.
—Tenga— ve que le entrega varios billetes de 1000 pesos y la recepcionista le entrega una llave.
El hotel donde la había llevado quedaba en Puerto Madero con lo que podía imaginar que la habitación la habría pagado carisma y le daba pena que se gaste tanto para nada porque si de algo está segura es que no permitiría que le quite su virginidad.
Cuando llegaron hacia el ascensor tampoco le permitió subir primera por lo que cuando las puertas se cerraron dejándolos solos, ella iría a mencionarle lo de su nula caballerosidad pero él es quien la sorpresa.
—¿Tuviste algo con mi primo?— frunce el ceño sin entender a lo que se refería.
—¿Qué?
—El día que nos conocimos, en el antro, te fuiste con un chico. Ese es mi primo.
La cara de Abigail debió haber sido un poema, porque si bien sabía que el chico había estado en el grupo de amigos de ese engreído, el que ahora sabía que se llamaba Dante, jamás se hubiera imaginado que tenían consanguinidad.
—Respóndeme.
—A ti ¿Qué?
Niega con la cabeza y se acerca tanto que hace que otra vez se sienta intimidada.
—Solo me aseguro que por lo que voy a pagar sea real, porque...
—¿Qué?— le hace frente a su amenaza —¿Qué pasa si no soy virgen?
Dante pone sus manos en su cintura y ella enseguida se revuelve queriéndose sacar, dado que le incomodaba que le tocaran en esa zona, por lo que los manotazos con los que empezó a luchar terminaron en su rostro haciéndolo enojar y sujetando con fuerza sus manos es que se las puso por detrás.
—Deja de hacerme enfadar. Te mofas de mi virilidad ¿y ahora me pegas? No me provoques, Abigail o juro que borraré esas fotos y videos.
—¡NO!— Gritó desesperada —perdóname. Haré lo que digas— lo hace sonreír.
La situación se había vuelto algo exagerada, pero una parte suya, esa perversa le gritaba que siga poniéndolo al límite, después de todo era la primera vez que la deseaban con esa intensidad y muy en el fondo le gustaba esa faceta agresiva que le despertaba.
Cuando las puertas del ascensor se abriero, él fue el primero en salir y caminando a toda prisa es que desapareció a pocos metros al ingresar a una de las habitaciones.
—¡Espera!— grito corriendo tras él y al llegar y entrar se quedó con la boca abierta.
Frente a sus ojos tenía un living muy amplio en el que en su centro se ubicaba un sillón de unos 3 metros de largo con una mesa de vidrio haciendo juego. Un televisor LED estilo cine en medio de la sala. Armarios con muchas cosas de decoración carismas y lujosas. Cuadros, que suponía de imitación, de pinturas de artistas famosos.
Admiraba recorría con sus ojos el sitio hasta que la puerta blanca con detalles en dorado se abre y aparece Dante sin remera y descalso.
Sin decir nada camina hasta donde el sillón se encontraba y se sienta y enciende la pantalla, para luego ordenarle.
—Trae algo para beber.
Ella elevo una de sus cejas, pero no dijo nada porque así podría colocar las pastillas.
—¿Algo en especial?
—En la heladera hay una botella negra, sirve dos tragos.
—Yo no tomo— mintió, pero quería evitar ponerse ebria.
—Cómo gustes.
Una vez que estuvo en la cocina, sacó el vaso, la botella y vertió el líquido dentro. Luego puso dos cubos de hielo y sacó del encaje de su corpiño las dos cápsulas. Las abrió y arrojó todo el contenido. Lo mezclo y enseguida volvió aparecer en el living donde había puesto música de fondo River de Bishop Briggs.
Estira su brazo para tomar el vaso y cuando ella se quiere sentar él se lo prohíbe.
—¿Qué?
—Baila para mí.
—¿Qué?
—¿Vas a estar toda la noche preguntando "Qué"? Bailame sexi.
Respira hondo y se dice a sí misma que se controle y que eso es lo mejor que puede hacer mientras el sedante hace su efecto.
Se pone de espaldas y comienza a mover sus caderas al ritmo de la melodía.
La canción la hacía sentir poderosa y mientras Dante tomaba su trago no podía dejar de sentir el fuego correrle por venas, y es que a pesar de mostrar que no era bailarina ni experta en el Pol Dance, sabía muy bien lo que hacía y lo estaba excitando.
Menea sus caderas y con sus manos se acaricia el cuerpo de un modo el que él desea hacerlo.
De pronto toma el final de su vestido y mientras ondula su pelvis hacia abajo, con con manos se sube el vestido dejando ver apenas la curvatura de sus glúteos.
En el momento en el que explota la canción, ella se gira sobre sus pies y cae al suelo donde se deja seducir por la música y comienza a moverse como si lo tuviera bajo su cuerpo y estuviera cabalgando su miembro erecto.
Dante muerde su labio inferior completamente incendiado por el deseo. En su jodida vida había visto un baile tan sensual.
La forma en la que movía su cabeza hacia sus callos la hacian ver sexi y segura de sí misma por lo que comenzó a tomarse.
Tan pronto quedo arrodillada en el suelo, empezó abrir y cerrar sus piernas mientras lo miraba fijamente y se llevaba un dedo a la boca y la otra mano acariciaba sus muslos desnudo.
—Dios, eres de otro mundo— confiesa y se pone de pie estirando su mano la cual ella toma y la ayuda a ponerse de pie y sin esperarselo, la alza con sus fuertes brazos, haciendo que abrace su cuello y se aferre con sus piernas a su espalda.
Dante busca sus labios los que besa hipnotizado por la música y el baile sensual que acababa de regalarle.
Así es que se vuelven a sentar en el sillón y mientras otra música que acompaña al momento sigue sonando, ellos aumentan de intensidad aquel beso.
—Cierra la boca y corre como un rio— dice ella comenzando a moverse en círculos sobre su erección que aún estaba dentro de su pantalón.
—¿Qué?— Toma su rostro y lame sus labios.
—River, la primera canción que sonó... "Like a river, like a river, sh-
Like a river, like a river, sh-
Like a river, like a river
Shut your mouth and run me like a river"
Ahora es ella quien le toma el rostro para profundizar e intensificar su rose haciendo que eche su cabeza hacia atrás y abra su boca para dejar escapar un gemido.
—Siii— se deja llevar por su sensualidad.
Cuando sueltansj rostro lleva sus manos a cada lado de su cabeza, para aferrarse del sillón y agilizar sus movimientos de pelvis llevándolos a otro nivel en el placer.
—Si nena..., Baila para mí.
Dante lleva sus manos hacia sus piernas y las apretó con fuerza mientras las subía hasta meterse por debajo del vestido y encontrarse con su braga que al darse cuenta que era muy chiquita lo puso como un loco y llevó su boca a su cuello que no tardó en lamer y morder.
Fue subiendo su prenda hasta que se la sacó dejándola.solo en su ropa interior.
Abre sus ojos y la abraza para poder ver como es que le quedaba la braga y verla lo puso aún más loco e hizo que deseara, con urgencia, meterse dentro de su cuerpo.
Tomo las tiras rojas de la prenda y se las estiró subiendoselas un poco más, para luego acariciar su espalda con sus manos completamente abiertas.
De pronto sintió pesados en el cuerpo, que todo se le daba vueltas y que solo deseaba acostarse en la cama y cogerla como un animal.
Cuando Aby se dio cuenta que la droga estaba haciendo su efecto, pero que él ya quería comenzar a penetrarla, atajó sus manos y se la colocó por encima de su cabeza para poder moverse como si estuviera cogiendo su polla.
El corazón de él late con rapidez, lo cual lo hace sentir cansado.
El cuerpo le suda y los jadeos se hacen cada vez más fuertes.
Tiene sed, quiere estar dentro suyo, pero a su vez solo quiere estar tranquilo. Siente algo que no había experimentado nunca, pero aún así, lo estaba haciendo tan bien que no quería perderse un solo segundo de lo que ella le estaba haciendo a su cuerpo.
Aby empezó a sentí un fuego que se concentraba entre sus piernas y la motivaba a moverse más y más rápido.
—Ahh..., ahh.
Gime cerca de su rostro, completamente desfigurado por el placer que sus movimientos le generan y no necesita poder decirlo, porque todo él lo expresa muy bien.
Cuando el cosquilleo les llegó y se intensificó en sus sexos, el temblor y las descargas eléctricas sacudieron sus cuerpos violentamente y en el momento en el que ambos supieron que iban a desarmarse, se abrazaron. Ella a su cuello y él a su cintura.
Aby hizo sus últimos movimientos sintiendo los dedos de él clavarse en su espalda y justo el mismo momento en el que le grito su su nombre al oído, ella hizo lo mismo.
—¡ABIGAIL!
—¡DANTE!
Llegaron al orgasmo al mismo tiempo y ella quedó temblando, con sus extremidades sacudiéndose y tensándose.
Por un rato se mantuvo así, hasta que sintió que los brazos de él caían a un costado y la respiración pesada de inmediato la regresa a la vida y aún así, todavía no tenía deseos de alejarse de él.
—¡Dios! ¿Dante?— lo llama una acuestas veces hasta verificar que efectivamente está dormido y cuando lo hace es que lentamente y con cuidado sale de su regazo para llevarse una gran sorpresa. —Mierda— le dejó toda la parte del pantalón, manchada con sus fluidos. Pero enseguida se encogió de hombros. —Eres un cretino. Aún así me apostaría contigo. Eres tan caliente que no hacerlo es un desperdicio, pero ¿Sabes qué? A mi nadie me chantajea y se sale con la suya— y le toma el mentón para levantar su rostro y dejarle un casto beso en los labios— Idiota.— lo empuja poniéndose de pie y mira hacia la habitación. —Tengo que recuperar mis cosas.