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CAPÍTULO 53

La lluvia comenzó a intensificarse y el sonido abrumador que provocaba, también me atemorizaba, pero lo peor llegó cuando mi jefe miró por la ventana y tras unos segundos intentando tranquilizarse, rompió en llanto al igual que las nubes.

Sus sollozos se acrecentaban y el dolor con el que los produ...