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AMEALCO II.

La comida había estado deliciosa; Axel estaba muy impresionado por toda esa comida muy rica, además de la hospitalidad de la familia de Alicia.

—Tía, te ayudaré a lavar todo.

—No. Hija, eres mi invitada; ve a caminar un rato con tu novio.

—Bue... no, está bien, tía, gracias.

Alicia aceptó, sabiendo ...