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Capítulo 26

Al ver qué, ahora su jefe, no le respondía dudo si volver o no a llamar a la puerta y los nervios iban de mal en peor.

- mierda, Érika no puedes estar temblando. - se regala en cuanto nota que sus manos tiemblan y le sudan.

Las hace un puño y se las lleva a la altura de su pecho, cierra fuerte lo...