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Capítulo 4

No hace falta decirle a mi papá la razón de nuestra discusión, ya que llevamos peleando por esto desde hace varios meses atrás, él toma un poco de aire y lo deja salir con suavidad, pero apenas el aire sale de sus pulmones, mi madre empieza a gritar que no quiere que vuelva a la escuela ya que podría ser peligroso para mi recuperación y mi bienestar, se giró hacia su marido y le dijo que hable conmigo, que me haga cambiar de idea, padre la tomo de los hombros con firmeza y la acaricio con sus dedos pulgares, la forma en como la mira es de ternura y amor absoluto. Le dijo que la decisión estaba tomada y que no iba a cambiar de opinión, que debían apoyarme y que, si yo creí estar lista, entonces así debía ser, ella enseguida abrió los ojos de par en par y se alejó de él completamente furiosa.

—¿¡Que?! — Exclama furiosa. —¿¡Como piensas permitir que mi bebé vuelva al campus?! ¡Sabes lo peligroso que puede ser y la dejas ir, así como así! Parece que no te importa el bienestar de nuestra hija.

—Lili, claro que me preocupo por ella, no quiero que vuelva, pero…— Su voz es serena y tranquila, como una caricia. —¿Cómo esperamos que ella supere sus miedos si no la dejamos ser? Nos necesita como familia y debemos apoyarla, si la niña ha decidido volver al campus, debemos apoyarla ¿No crees?

Niega repetidas veces con la cabeza y luego tapa su rostro con ambas manos, puedo notar como algunas lágrimas se deslizan por sus mejillas, padre la toma entre sus brazos y frota suavemente sus manos contra su espalda para consolarla, entre llantos, ella le dice que estuvieron a punto de perderme y que no quiere vivir esa angustia otra vez, lo único que quiere es protegerme de las cosas malas.

—Entiendo cómo te sientes, pero no podemos protegerla eternamente… llegará un momento en que tenga que hacer su vida, lo mejor que podemos hacer es enseñarles nuestro apoyo ¿No crees?

Con las cosas tranquilas, mi madre se lleva los trastes sucios y mi padre besa mi frente, deseándome las buenas noches. Estando sola en mi cuarto, me giro hacia mi escritorio y reviso mi teléfono, Karla ha enviado algunos mensajes, diciéndome que espera con ansias mi regreso y que además... tiene unas excelentes noticias.

Al día siguiente me levanto desde muy temprano gracias al sonido de mi alarma, me ha costado mucho trabajo apagarlo ya que tenía los ojos cerrados y me negaba a levantarme, había olvidado lo que se siente despertarse muy temprano. Después de mucho meditarlo y pensarlo, me fui a arreglar para luego guardar las pocas cosas que me quedaban y una vez que tuve todo listo, tomé mis cosas y salí a la sala, dejando todo en la entrada de la casa; recordaba que solo tenía un par de maletas, parece que de la noche a la mañana se hicieron más. Poco a poco fui llevando mis cosas y mientras hacía eso, mi papá junto con mi mamá las subió al coche y una vez que tuvimos todo listo, nos pusimos en marcha hacia el campus.

Si me siento entusiasmada por volver a ver a mi mejor amiga y siento mucha intriga por esas nuevas noticias, pero también me preocupa lo que pueda ocurrir con Bianca y su grupo de amigas; hasta donde tengo entendido, ella y Rowan se siguen viendo a espaldas de Adrián. Para no deprimirme a mitad de camino, me pongo mis audífonos y miro hacia afuera, viendo como varios coches pasan y algunas personas caminan por las calles, apuradas por llegar a su destino, en el cielo todavía no se asoma por completo el sol, pero se ve bastante iluminado, dándole un toque azulado al amanecer. De lo desvelada que estoy, no dejo de bostezar.

Para evitar quedarme dormida en el camino, me pongo a platicar con mi papá sobre Halloween, mi madre enseguida soltó un fuerte resoplo ya que odia esta festividad, muy diferente a nosotros tres, que nos encanta; ahora que recuerdo, a Karla le gusta mucho salir de fiesta ese día, solo espero que no me invite a una de disfraces ya que a la última que fuimos fue un desastre, ya que mi mamá eligió los disfraces... algo bastante bochornoso y por no quiero pasar por eso otra vez.

Luego de un rato llegamos a nuestro destino, afortunadamente hay espacio en el estacionamiento y aparcamos, apenas el auto se apaga, abro la puerta, mis padres rápido bajan de sus lugares para ayudarme a bajar todo, es una pena que el coche sea algo pequeño, ya que mis maletas me han aplastado para lo último del viaje. Tanto mi mamá como mi papá me quitan las maletas de encima y apenas logro salir, ella toma con fuerza mis mejillas y las aprieta como si no hubiera un mañana, no deja de recordarme que debo estar pendiente de mis horarios de clase y que debo poner mis alarmas para tomar mis medicamentos, si necesito hablar con alguien ellos van a estar pendientes del teléfono. Justo cuando creo que ha terminado, trato de alejarme de ella, pero me abraza con todas sus fuerzas y me dice que me cuide mucho, siento que el aire me está empezando a faltar.

Mi papá se une al abrazo, pero su apretón es mucho más fuerte que el de mi mamá, me ha tronado la espalda; me hacía falta, de eso no hay duda alguna, pero también me hace falta el aire. Cuanto empiezo a jadear con desesperación, ambos me sueltan, mi papá me revuelve el pelo como si todavía tuviera ocho años y mi mamá lo regaña, volviéndolo a acomodar, que lindos recuerdos.

Me dan el ultimo sermón antes de que me dejen tomar mis maletas y por fin pueda irme hasta la habitación que comparto con Karla, mientras me alejo, escucho a mi madre gritarme que me ama mucho y que no lo olvide, me giré hacia ellos y les dije que también los amaba mucho. Una vez que me he despedido de ellos por ¿Quinta vez? entro a mi edificio y me voy directo a mi cuarto; andar por los pasillos repletos de estudiantes no es nada sencillo, en especial porque muchos chocan conmigo y ya me han tirado varias veces algunas maletas, tienen suerte de que no sea rencorosa ni que tampoco me gusta usar magia, porque si fuera mi hermana, ya les hubiera quemado el cabello.

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