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Capítulo 64; Amor con nata montada.

—¡ESTOY EN CASA!—gritó Alexander en cuánto atravesó la puerta de la casa—¡Cariño, ya llegué!

—¡BIENVENIDO A CASA!—exclamó corriendo hacia él, Alex la elevó y ella aprovechando que tenía pantalón, le rodeó las caderas con ambas piernas, y el cuello, con ambas manos. Se inclinó hacia él, de inmediato...