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Capítulo 37; Una tía sin escrúpulos.

Regina estaba lista para dormir, se había colocado una hermosa pijama, y junto a su oso de peluche se metió a la cama, un llamado a la puerta la hizo fruncir el ceño, sus abuelos ya habían ido a la habitación para darle las buenas noches...

—Adelante— concedió sentándose en la cama. Sonrió ampliame...