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Capítulo 36; No hay límites para la pasión

La orden de Alexander, estaba cargada de un deseo reprimido que la enloquecía y era precisamente el hecho de que Alex era dulce, considerado, tierno, pero en la intimidad sacaba su lado dominante y eso la calentaba, escucharlo darle órdenes de cómo y cuando la quería... era excitante.

—Yo...— Gia, ...