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CAPÍTULO 22. Invitación...

En el apartamento

Sofía:

—¡A sus órdenes! —respondí, con dudas, pues no reconocí la voz varonil, ronca y grave que me hablaba.

—¡Soy, Rafael Rincón! —me aclaró él, se escuchaba calmado y relajado.

—¡Hola! ¿Cómo estás? —Pregunté sintiendo otra vez que mi cuerpo me traiciona— ¿Algún proble...