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Capítulo 34: Locuras confesadas

Despierto en una habitación muy distinta, siendo abrazada por alguien que básicamente me tiene pegada a su pecho. Sé quién es. Sólo mi exjefe y padre de mi hijo, podría abrazarme así: con su gran mano en mi vientre y toda mi espalda pegada a su tonificado y musculoso pecho.

Mi cuerpo estaba tan peg...