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Capítulo 74: Gritos

Aunque no es de mi agrado ser tan obediente, sé que si no me siento en la silla, me atará a sus piernas y eso, será más vergonzoso, por lo que, me quedo en mi asiento donde doy muchas vueltas en la silla, mientras canto.

‘Si me va a obligar a estar aquí, no lo dejaré trabajar.’ Me digo mentalmente.

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