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Capítulo 42: Tener guardias

Me sentí mal y también, lo admiré. Porque otra persona habría enloquecido, si estuviera en su lugar, si mi padre hubiese desaparecido en mis narices, yo habría gritado y molestado hasta que me calmará, pero, él juega conmigo y sale con tonterías, para después ponerse serio.

— Está bien, te prometeré...