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49 - Una pizca de esperanza.

Ella no podía dar crédito a lo que sus ojos veían. Estaba asustada, idiotizada, horrorizada. De su boca no salía ni una sola palabra más; no sabía que más decir.

Las lágrimas comenzaron a descender de sus ojos, pues su esposo era extremadamente irreconocible en ese momento. Sabía que había algo tur...