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Capítulo 5: “Te cases con ella”

Capítulo 5: “Te cases con ella”

Alicia recuerdos:

No tengo muchos recuerdos de mi niñez, sobre todo de los primeros años. Solo algunas

imágenes sueltas que parecen no tener sentido. Alguien mató a quien creía ser mi padre, pues

luego también me enteré que no lo era, él había matado a mi verdadero padre y raptado a mi

madre junto conmigo. La pobre debe haber sufrido mucho, primero le matan al marido, luego la

raptan con su hija, y por último la asesinan a ella también cuando intenta escapar de su cautiverio.

Tampoco la recuerdo mucho, solo sus ojos con una cálida mirada.

Me he criado en la soledad absoluta. Si buen fui a al mejor colegio, no tenía permitido tener

amigos, ni hablar de ir a sus casa o que vinieran a la mía, ni siquiera para estudiar.

Mi captor, el hombre de los tatuajes, así me gustaba decirle, aunque sabía perfectamente que

se llamaba Luka, había estado pendiente de mi vida todos estos años, pero nunca había vuelto

a verlo, ni siquiera hablar con él. Pero recordaba bien su cara, y sobre todo su perfume, desde

aquella noche en la que me trajo. La calidez de su cuerpo y la suavidad de sus brazos

cargándome, era de lo que más me acordaba. Cuando se acostó a mi lado y me abrazó mientras

acariciaba mi pelo, fue un momento que nunca olvidaré. Pero su indiferencia durante todos estos

años me había demostrado que solo fui, soy y seré un trabajo para él.

Luego de venir del colegio, me di un largo baño e iba a internarme en mi habitación a estudiar,

pues quería entrar a la mejor universidad para seguir derecho comercial y así poder hacerme

caso, algún día, de las empresas que el viejo Paolo decía que me pertenecían, pero en lugar de

eso tuve que vestirme, pues mi Institutriz me avisó que justamente el viejo venía para hablar

conmigo. No era que me visitara mucho, pues sabía que no me era muy agradable verlo, ya que

lo hacía responsable de todos mis males.

- Hola cariño, ¿cómo has estado?, más allá que cada día estas más bella

- Bien gracias, Don Paolo

- ¿Algún día, antes de que me muera, me dirás abuelo?

- Si le soy sincera, lo dudo y mucho

- Me gusta tu honestidad, eso lo heredaste de tu madre

- Lástima que casi no la recuerdo, y creo que eso se lo debo a usted

- ¿Y a mí por qué?

- Si no se dedicara a lo que se dedica, seguramente nadie nos hubiese raptado y ella

estaría viva aún

- Eso puede ser, pero ahora no hay nada que podamos hacer para que eso cambie, así

que lo mejor sería que escribiéramos nuestra propia historia

- Me parece bien, en cuanto a eso, ya el año que viene iré a la Universidad y luego me

gustaría dedicarme a las empresas que me corresponden

- En cuanto a eso, es que he venido a verte

Su tono se volvió muy serio al igual que su semblante, la sangre se me heló, pues sabía que este

hombre cambiaba de parecer a cada rato

- No va a decirme que cambió de opinión, supongo

- Si bien no cambié de opinión, hay cosas que cambiaron

- ¿Cosas que cambiaron? – pregunté desconfiada - ¿y qué cosas serían esas?

- Mis enemigos. Pues fíjate que te he mantenido a salvo todos estos años…

- Si le llama estar a salvo a este cautiverio, se diría que si

- Pues sí, has hecho una vida lo más normal posible, dadas las circunstancias. Pero los

enemigos han cambiado, pues muchos han muerto, hombre de palabra, y en sus lugares

han quedado sus hijos o sus herederos, gente moderna donde la palabra no tiene validez

- ¿Qué me quiere decir con eso?

- Que no puedo dejar te manejes sola, como lo había prometido

- ¿Y qué hará?

- Tendrás alguien que vele por ti

- ¿Me pondrá un niñero?

- Mejor que eso, te daré un marido

- ¡Qué!, ¿un marido?, ¿acaso se ha vuelto loco?, yo no pienso casarme aún

- Pero lo harás, si quieres tus empresas, te casarán en quien yo te diga y sin protestar

- ¡No puede hacerme eso!

- ¡Claro que puedo y lo haré!

- ¿Y con quien se supone que lo haga?

- Con Luka

Luka, luego de oír su nombre, ya no escuché más nada de lo que decía el viejo. Su nombre

retumbó en mi cabeza y pareció estallar de tal manera que me todo se me volvió negro y me

desmayé.

Luka recuerdos:

Con el correr de los años, pude dejar la acción y dedicarme a las empresas, pues el viejo me

había dado legalmente sus apellidos y me había puesto al frente de sus negocios, los legales y

los no tanto. Al final me terminaría quedando con todo, menos los que le correspondían a su

nieta, esos debía manejarlos hasta que ella fuera capaz de hacerse cargo y, por primera vez,

pudiera empezar una vida independiente. Alicia, por lo que tenía entendido por su institutriz y por

el propio Don Paolo, se había convertido en una jovencita muy madura. Yo no la había vuelto a

ver, bueno, en realidad la vi un par de veces, pero muy de lejos, y mucho menos hablado o

interactuado con ella. Así que, si bien había velado por ella, su bienestar y seguridad, todos estos

años, no la conocía en lo absoluto. Mi último recuerdo fue cuando me dijo “cuando sea grande,

me casaré contigo”, esa frase me acompaño todo éste tiempo, pero sobre, todo me divirtió

mucho.

- ¡Don Paolo, que sorpresa, verlo por aquí!

- Luka, siempre es un placer pasar a verte

El viejo me dio un inusual abrazo, él era muy afectuoso conmigo, siempre decía que era el hijo

que nunca había tenido, pero ese día estaba más demostrativo. Seguro algo pasaba

- Don Paolo, para mí es un honor que me visite – soltándome de su abrazo y dirigiéndome

a mi escultural escritorio - ¿le pido algo de beber?

- Un café estará bien

- Muy bien – levanté el teléfono y le pedí a mi secretaria que trajera dos café - ¿Qué lo trae

por aquí

- ¿Necesito una excusa para venir a ver a mi hijo?

- ¡No, claro que no! Pero convengamos que venir sin avisar es una novedad y me hace

pensar que es algo importante y sobre todo que no puede esperar

- Exacto, es de suma importancia – trajeron los café – si fuera posible me gustaría que me

dedicaran unos minutos del cien por ciento de tu atención

- No se diga más – me puse de pie y pase el cerrojo a la puerta, así como puse en silencio

mi móvil – ya soy todo oídos

- Bien, sé que te será difícil, pero te he preparado durante años para que me suplentes en

todos los negocios, si bien una parte será de Alicia, tú lo manejaras por completo. Tengo

mucha confianza en ti y por eso necesito que hagas esto

- ¿Qué es lo que necesita, Don Paolo?, ya sabe que le debo más que la vida y estoy

dispuesto a hacerlo que me ordene.

- Lo sé, pero esta vez más que una orden, es una favor lo que necesito

- Usted dirá – cada vez me intrigaba más el viejo

- Tú sabes, mejor que nadie, que las cabezas de las familias están muriendo, y están

tomando el mando sus herederos

- Lo sé muy bien…

- Y que ellos no tienen el sentimiento de la palabra dada

- También lo sé

- Mi arreglo de no agresión con ellos empieza a perder fuerza y temo por Alicia

- Sabe que siempre velaré por ella, creí que había quedado claro todos estos años

- Sí, y por eso te pido que para que la puedas seguir cuidando, te cases con ella

- ¡¿Qué?! – escupí con fuerza el sorbo de café que tenía en la boca – Con todo respeto,

¿acaso se ha vuelto loco, Don Paolo?

- Nunca estuve más cuerdo en mi vida, mi nieta es muy valiosa para mí, tú lo sabes bien,

ya cometí el error con mi hija, que dejé que se casara con un médico y viviera lejos de

mí una vida supuestamente normal – suspiró – ya has visto en lo que terminó, no puedo

permitir que ella corra la misma suerte

- Pe…pe…ro – no pude evitar el tartamudeo - ¿Ella lo sabe?

- Sí - respondió en seco

- ¿Y qué dijo? – comencé a caminar por la sala – No, en realidad no me importa lo que

haya dicho, es una locura, ella cree que maté a su padre, aunque luego se haya enterado

de que en realidad no lo era, la arrebaté de su casa, le arruiné la vida – lo miré con ira

– Y ahora me está pidiendo que termine de arruinársela, casándola conmigo

- En el fondo sabes que tengo razón y es lo mejor para ella. Al principio se resistió como

tú lo haces, pero luego comprendió como espero que tú lo comprendas también – esperó

que le dijera algo, pero yo me mantenía mudo – ya hable con el abogado y preparará los

papeles. Eso sí, la boda será luego que yo muera, como parte de las condiciones de mi

testamento, así que sigue disfrutando de tu solterita por ahora, ya que no pienso morirme

aún

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